E-lado
La política está calentita y Madrid que arde. Sé que, cuando lo que está en juego es algo tan importante, puede sonar frívolo decir que esto comienza a cansar, pero, lo cierto, es que uno espera el fin de semana y el desplome de las temperaturas con cierta ansiedad. Que llegue el frío, que el invierno golpee duro los próximos meses, que el sol salga a tomar el fresco lo justito. Que caiga un buen nevazo, que el temporal se lleve la luz, la wifi y nos deje incomunicados como en aquellos años que ahora miramos con añoranza. Y es que, a veces, uno tiene ganas de rendirse, dejar caer los brazos y no saber: ignorarlo todo. Porque, a veces, parece mejor no conocer que ser consciente de que estás rodeado de idiotas. Hay tantos tontos tocando su tambor… tocándo las pelotas… O quizás el idiota sea yo y este, mi tambor del llano. Sea como sea, lo mejor es meterse en la cama y taparse la cabeza. Quizás, cuando la manta descubra de nuevo nuestro rostro, todo haya pasado. Si no, al menos, durante ese tiempo nadie se habrá dado cuenta de que el idiota soy yo. Menuda idiotez. Lejos de todo esto y mi ego: Es posible que el frío haga que nos quedemos más en casa y la naturaleza acabe arreglando lo que no puede hacer la política; mejor dicho: los políticos.