¿Corpus Christi o San Mateo?
¿San Mateo o El Corpus? That is the question... Salvando las distancias, aludimos a la incertidumbre shakesperiana para reflejar otra duda: ¿cuál de las dos efemérides ha de ser festiva? Lo ideal es que fueran festivas las dos, algo que los sufridos trabajadores merecemos, pero como los gobernantes no están por la labor nos vemos obligados a apostar por una.
Desde el PP apuntan a la solución salomónica de optar por una rotación de festivos regionales. Cada cinco años libramos en San Mateo y lo mismo en el Corpus y así con el resto de provincias. Desde un punto de vista razonable quizá haya que tener en cuenta que el Corpus se celebra solo un día y que se trata de una fiesta que podríamos calificar de profundamente católica. En el caso de San Mateo sabemos que el calendario marca un sólo día, pero se enmarca en varias jornadas de de festejos no tan profundamente católicos. Más bien son jornadas eminentemente populares. La duda, pues, está servida, aunque lo que es indudable es que San Mateo es fiesta local.
Y el Corpus regional y que al Ejecutivo castellano-manchego, con sede en Toledo no le va a interesar la rotación, si es que llega la propuesta a las Cortes. De momento se ha quedado en el camino tras ser rechazada en el pleno municipal, no sin antes un acalorado debate que concluía con expulsión y salida de la sala.
Lo que sí tenemos más claro es lo aprobado en el último Pleno del Ayuntamiento capitalino: que el año que viene serán festivos locales San Mateo y la Virgen de la Luz, en detrimento de San Julián, el santo tranquilo, que, haciendo honor a su apodo no se enojará porque en su día los conquenses tengan que trabajar.
Despejada una duda razonable ahora se nos plantea otra seguramente menos razonable: ¿se unirá Castilla-La Macha a las autonomías que se han subido al carro del Partido Popular para bajar impuestos, como ya ha hecho Valencia y parece que amagan con hacerlo otros gobiernos regionales socialistas?
De momento, ya se anuncia una reducción de la presión fiscal. Lo evidente es que la reducción impositiva se está convirtiendo en arma electoral, o electoralista si nos permiten el matiz.
Lo que no nos parece razonable es que en una tesitura económica y social como la que vivimos actualmente se opte por reducir la recaudación en un contexto en que lo razonable sería aumentarla para garantizar un estado del bienestar que se tambalea cada vez más.
Desde el Ministerio de Hacienda ya hablan de contrarrestar esa bajada con cargas fiscales a las rentas altas, pero, curiosamente, lo de subir los salarios parece ser cuestión tangencial que muchos están solapando.
La ciudadanía deberá ahora valorar lo que es más importante: mantener el poder adquisitivo de los trabajadores subiendo los salarios, reducir los impuestos aunque ello signifique perder servicios públicos tanbásicos como la sanidad o la edicació, por ejemplo, como ya hemos visto que ha ocurrido otras veces, o hacer que los que más tienen reviertan a la sociedad parte de lo que ésta les ha revertido a ellos...
O quizá las tres cosas. Verdaderamente, si Shakespeare reescribiera “Hamlet” a buen seguro que se preguntaría más cosas que ser o no ser.
