"El coche de San Fernando"
Si uno pasea estos días por Madrid puede encontrarse con vistas de Cuenca en algunos de los lugares más concurridos. Genera cierto orgullo y vanidad. El eslogan: «Cuenca, solo para ti». Yo creo que es una iniciativa acertada, aunque el eslogan suene algo servil. Eso sí, añadiría alguna coletilla como: «no olvides tu mascarilla, zopenquillo, o, si quieres vivir una auténtica aventura, prueba a venir en tren convencional». Lo de la mascarilla empieza a acomplejarme. La semana pasada visité un pueblo en el que solo vi a una persona con mascarilla; a mi mujer. En Cuenca, la gran capital, también me sucede. Me siento especial, diferente; llevo mascarilla. La gente me mira raro, como el silencioso padre de una canción de Loquillo.
Lo del tren es lo de siempre. Al precio que está la luz, que sea de gasoil podría parecer una ventaja, aunque, al precio que está el gasoil, vamos a tener que inaugurar un tren a pellet. Ahí hay un nicho de negocio, pero el caso es que podemos vivir un choque de trenes —no se puede ser menos ingenioso— entre la Plataforma en Defensa del Ferrocarril y el Plan de Movilidad de la CEOE. Uno no sabe qué pensar pero con las cartas sobre la mesa se percibe la tragedia de nuestra comarca. Sucede que, hoy, el transporte de pasajeros, sea en tren o en autobús, no es un servicio sino un negocio; y no es rentable que se llegue a la nada de nuestros pueblos. A eso, como a lo de la luz, se la llama liberalismo.