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Añejas pinceladas a vuela pluma sobre el Día del Libro y su Feria

En mayo de 1905 se puso el nombre de Miguel de Cervantes a la calle de La Ventilla por cuestación de los escolares. La I Feria del Libro de Cuenca se celebró en agosto de 1979
03/05/2024 - José Vicente Ávila

El Libro no ha faltado a su cita anual en Cuenca, salvo algunas excepciones, bien con diferentes actos o con Feria incluida, desde hace 45 años, al albur de los tiempos. La reciente celebración del Día del Libro, en la Plaza de la Hispanidad por parte de la Asociación de Libreros, ha sido la antesala de la Feria del Libro 2024 “Cuenca Lee”, que va a tener lugar en nuestra ciudad del 27 de abril al 3 de mayo. Hablar del libro en Cuenca nos ocuparía muchas páginas, y ello siempre es bueno porque la lectura es fuente de cultura, de nuestro saber y entender. Trazaremos en añejas pinceladas la fiesta del libro en Cuenca en los comienzos del Siglo XX, teniendo primero a Cervantes como el inicial protagonista.

Para ello bueno es recordar los actos que se celebraron en Cuenca el 9 de mayo de 1905 con ocasión del III Centenario de la publicación de la primera parte de “El Quijote”, que culminaron con la denominación de Calle de Miguel de Cervantes a la que hasta entonces se conocía como La Ventilla, nombre popular conquense que por cierto debiera recuperarse en la glorieta.

Los escolares de Cuenca, con sus centimillos, sufragaron la placa que se puede ver en esa calle. La ciudad había vivido el 3 de mayo la visita del rey Alfonso XIII, quien había pasado por La Ventilla desde la estación, para desplazarse a la Plaza Mayor, para lo cual se colocaron colgaduras de ramas en postes de arbolado preparados al efecto. Dado que Cuenca iba a celebrar el tercer centenario del Quijote, se dejaron las colgaduras como exorno callejero para el Festival Escolar que, a modo de “procesión cívica”, realizaron los alumnos y alumnas de Cuenca.

El desfile de los escolares y de las Bandas de Música municipal y provincial se hizo a las ocho de la mañana desde la Plaza Mayor por las calles de Alfonso VIII, Andrés de Cabrera, San Juan, Palafox, Calderón de la Barca, Plaza de Cánovas (actual de la Constitución), Mariano Catalina (Carretería) y Herreros (José Cobo). Al llegar a la nueva calle de Cervantes, los niños se colocaron delante de las dos lápidas, que fueron descubiertas, a los acordes de la Marcha Real. 

Los escolares que descorrieron los velos que tapaban las placas fueron Rosalía de la Cruz, Josefa Rubio, José Barriga y Segundo Torralba. El diario “Las Noticias” resaltaba que “esos pequeños seres que son la alegría más hermosa de la vida, entregaron a sus maestros los escasos céntimos de que podían disponer para costear los mármoles en que luce la inscripción de la nueva calle de Cervantes”. Terminado el acto, los niños desfilaron hasta las Escuelas Aguirre, donde se celebró una velada de entrega de premios.

Años más tarde, debido a que la fecha del 23 de abril de 1916 coincidió con el Domingo de Resurrección, el homenaje a Miguel de Cervantes, en el tercer centenario de su muerte, organizado por el Ateneo Conquense tuvo lugar el 8 de mayo en el Teatro “Ideal Artístico”, que se encontraba en la Glorieta de San Francisco. Destacaba “El Día de Cuenca” que el salón presentaba un deslumbrante aspecto, con guirnaldas, escudos y trofeos, resaltando sobre el escenario dos grandes tapices representando las escenas de “Clavileño” y “El escrutinio de los libros de Don Quijote”. 

Señalaba la nota titulada “Gloria a Cervantes”, que tras una primera intervención musical de la orquesta que dirigía el conocido profesor Cabañas, se puso en escena, por niños y niñas el pasaje de El Quijote,  “Discurso de las armas y las letras”, con intervenciones después de importantes oradores que hablaron sobre la vida del “ilustre manco de Lepanto” y sobre “Miguel de Cervantes y los conquenses”. 

Precisamente sobre la relación que tuvo Cervantes con Cuenca el escritor Antonio Rodríguez Saiz, publicó en su libro “Cuenca en el recuerdo”, dos reportajes que antes vieron la luz en “Gaceta Conquense”: “Pleito del licenciado Cervantes, a causa de unas sayas de su mujer”  y “El único yerno de Cervantes fue el conquense Luis de Molina”. Sobre el yerno de Cervantes, Antonio Rodríguez apunta que “en el entorno de Cervantes encontramos varios conquenses con los que el escritor tuvo relación, amistad o parentesco. Citaba a Luis de Molina, hijo de Pedro de Molina y María Valenzuela, nacido en el último tercio del siglo XVI, que estuvo casado con Isabel de Cervantes, hija natural y única de Miguel de Cervantes”. 

No podemos pasar por alto la aportación del escritor y bibliotecario Rogelio Sanchiz Catalán, con su famoso artículo “Miguel de Cervantes y su casero”, que era conquense. Este artículo lo publicó en “Ofensiva” el propio Rogelio Sanchiz, el 24 de abril de 1947, cuatro años antes de su muerte, siendo miembro correspondiente de la Real Academia de la Historia. El propio Rogelio Sanchiz Catalán ya la había publicado en 1915.
 

EL DÍA DEL LIBRO DE 1926

Respecto a la primera celebración del Día del Libro en Cuenca, la profesora Teresa Marín Eced, en un artículo publicado el 25 de abril de 1982 en “Diario de Cuenca”, informaba que “en Cuenca se celebró por vez primera el Día del Libro en el año 1926”.  Fue un acto que organizó la Escuela Normal, con una conferencia de Rodolfo Llopis, que luego sería director general de Enseñanza Primaria en la República. Teresa Marín recordaba una sesión de claustro de la Escuela Normal de Maestros del 28 de septiembre de 1926 en la que se leía el Decreto del Rey Alfonso XIII “`por el que se estatuye la Fiesta del Libro” y en virtud se designa al señor Llopis para que hable en dicha fiesta que ha de celebrarse el 7 de octubre”, fecha del nacimiento de Cervantes, se creía entonces, aunque luego fue el 29 de septiembre de 1547.  

Cuatro años después, en 1930, se instauró el Día del Libro en la fecha de la muerte de Cervantes, pues la del nacimiento estaba confusa entonces. Precisamente, en el año 1935, durante la República, el semanario “El Heraldo de Cuenca”, que dirigía Daniel Calvo Portero, publicaba en la edición del 29 de abril los actos que había celebrado la ciudad en la fecha del día 23, que se prolongaron durante una semana. 

Tanto la Escuela Normal como el Instituto, celebraron sendos actos, destacando la Exposición de Libros, que fue muy celebrada. En un extenso artículo, titulado “Culto al libro”, Honorio Cortés decía en “El Heraldo” que “es para mí un gran placer ver cómo Cuenca va emergiendo poco a poco a la vida de la cultura”. Describía Cortés que el salón estaba decorado con los bustos de Cervantes y Calderón, murales con frases como “Un libro es el amparo de los débiles y el temor de los poderosos”, o “el consuelo de los tristes”. Una Exposición que para aquella Cuenca que contaba con 18.000 habitantes suponía todo un acontecimiento. Finalizaba Cortés con esta frase tan expresiva: “La población conquense puede y debe ufanarse de haber festejado tan religiosamente la fiesta del libro”. 

En este repaso a la fiesta del Libro no podemos olvidar la figura de Fidel Cardete, tanto por su preocupación por la lectura como por haber hecho realidad la Casa de Cultura, próxima a sus 60 años. En un reportaje que titulé “La aventura del libro en Cuenca de la mano del hidalgo Fidel Cardete”, le presentaba como un caballero andante, cual figura quijotesca, que era un libro abierto de la historia bibliófila de Cuenca, quijote de bibliotecas y archivos. 

Desde 1948, Fidel Cardete, como secretario del Patronato Provincial de Archivos, Bibliotecas y Museos, comenzó su aventura a través del libro, y cada 23 de abril preparaba los actos, unos años en el Instituto Alfonso VIII, verdadero germen de la cultura conquense, y otros en el cine Xúcar, y con los libros en Carretería. Fidel Cardete contó con la colaboración de Federico Muelas, que logró traer a Cuenca a personalidades de la Cultura. 

El 23 de abril de 1957 vino a Cuenca Gerardo Diego, que ofreció la conferencia “Cómo se hace un soneto”, en el Instituto Alfonso VIII. Gerardo Diego, que recitó sus bellos romances al Júcar y al Huécar, tuvo como anfitrión al citado Federico Muelas, y a su lado pronunciaron versos y poemas Enrique Domínguez Millán, Acacia Uceta, Andrés Vaca Page, Florencio Martínez Ruiz, Amable Cuenca, Eduardo de la Rica, Fernando Delgado, Luis Gallástegui y Cayo Román Cardete, leída ésta por Muelas. Un año antes, en 1956, Federico Muelas habló de “Baratillo conquense de libros gloriosos”, acompañado de Sánchez Silva, director de “Marcelino Pan y Vino” y del dibujante Lorenzo Goñi, que hizo los dibujos de la película, proyectada ese día en el Teatro Cine Xúcar. 

No cabe duda de que la puesta en marcha de la Casa de Cultura en 1965 fue como una ráfaga de aire fresco para los que éramos quinceañeros de la época, ávidos de lectura. De estar en un local apretado en la calle Sánchez Vera a pasar a ese edificio tan grande era una gran novedad sin duda y por ir sólo a verlo nos animaba a leer y hojear libros, aunque a aquellos chicos lo que nos gustaba era ir al kiosco de Óscar a cambiar cuentos del Capitan Trueno y El Jabato, Roberto Alcázar y los tebeos.

Un voladizo en la ciudad colgada era el mejor homenaje que se le podía dar y la flamante Casa de Cultura parecía la nueva novia de los conquenses, vestida su fachada de blanco satén. La casa de la lectura cumplió su función cuando no había otros centros y la sigue cumpliendo en estos tiempos en los que los recursos culturales abundan afortunadamente. No podemos olvidar la Biblioteca Municipal del edificio Aguirre, que cumple también una gran función, y donde por cierto tenemos cerca la figura de Don Quijote del artista de San Antón, José Luis Martínez. 

LA I FERIA DEL LIBRO DE 1979

Se cumplen 45 años de la celebración de la I Feria del Libro de Cuenca, organizada por la Comisión Municipal de Cultura del Ayuntamiento que presidía Andrés Moya López, que tuvo lugar del 18 al 22 de agosto de 1979, en los salones superiores del Polideportivo Municipal, incluida en la programación de la Feria y Fiestas de San Julián. La Feria del Libro se inauguró a las ocho de la tarde del citado 18 de agosto, con un Pregón de José Ángel García, quien por cierto publicaba en el programa de fiestas su “Carta de Cuenca” dirigida a Luis que terminaba así: “Te firmo ya el envío de la Cuenca que siento, que persigo, que me eleva, que muero, que clavo, que confirmo con el viento que lento se me duerme mientras suena Mangana su concierto”.

El Grupo Tormo deleitó a la concurrencia con su actuación folk y el número de casetas tuvo que quedar reducido al espacio de las salas del Polideportivo, pues en principio se pensó en instalar las casetas en la calle, pero los precios del Instituto Nacional del Libro Español (INLE) no permitía su instalación por el alto coste y se decidió el espacio cerrado sin canon para los expositores.

Los verdaderos protagonistas de aquella I Feria del Libro fueron los autores conquenses, que firmaron sus obras en los siguientes días: 18 de agosto: Luis Calvo, José Ángel García, Florencio Martínez Ruiz, José Luis Muñoz, José Luis Pinós y Manuel Real Alarcón. 19 de agosto: Julián Grau Santos, José Luis Lucas Aledón y Raúl Torres.

20 de agosto: José María Abellán, Rodrigo de Luz, Jesús Moya Pinedo, Luis Calvo y José Ángel García (ambos de nuevo). El día 21, en la clausura, Ángel Luis Mota, Dimas Pérez y de nuevo Florencio Martínez Ruiz.

Saludábamos con alborozo la I Feria del Libro en 1979, sobre todo por esa importante presentación de publicaciones conquenses y deseábamos que “en los siguientes años la Feria pueda instalarse con sus casetas en la calle, que es donde le corresponde estar”. Eso sí, la Feria no sólo fue cambiando de fechas y lugares, sino que entre luces y sombras ha llegado a esta nueva edición de “Cuenca Lee” de la Fiesta del Libro y la Lectura, en la Plaza de España, tan repleta de actos. Sólo falta que el tiempo acompañe en la gran cita literaria de Cuenca.