Es noticia en Cultura: Estival Cuenca Estival
Pintura

Miguel Ángel García Pardo: “Cuenca es el paisaje más bonito que hay para pintar”

Este arquitecto de profesión, que muestra su obra reciente en La Carbonería, se reconoce un pintor “puntilloso”, que para crear una obra tiene que “romper un montón de lienzos”
Miguel Ángel García Pardo: “Cuenca es el paisaje más bonito que hay para pintar”
Miguel Ángel García, con dos de las pinturas que se exponen hasta este fin de semana en La Carbonería.
17/12/2017 - Gorka Díez

Una veintena de pinturas de paisajes de Cuenca realizadas a lo largo de los últimos cinco años componen la última exposición de Miguel Ángel García Pardo (Albacete, 1952), ‘Cuenca, paisaje y color’, que acoge la sala La Carbonería de la capital. “No es un título muy original, pero es lo que es. Me encantan los paisajes y Cuenca es lo más bonito que hay para pintar, sobre todo con la luz del invierno”, cuenta este pintor en cuyas obras aparecen espacios muy conocidos como la Catedral, las Casas Colgadas o el Archivo Histórico cuyo objetivo es “que cualquiera que pase por aquí reconozca sus sitios, sus lugares”.

García Pardo pinta “desde que era un crío”, aunque es autodidacta. “He aprendido a hacer lo que sé hacer visitando exposiciones, a los maestros, que en Cuenca hay un montón, de modo que vas cogiendo de los demás, sin apuntar pero asimilando lo que ves mentalmente”.

También, como arquitecto técnico recientemente jubilado (fue director de obra, por ejemplo, del centro comercial Cuatro Caminos), reconoce que su profesión le ha ayudado mucho a la hora de pintar. “Ves mucho mejor las perspectivas, los puntos de fuga”.

Se confiesa, eso sí, un pintor que necesita tiempo para llevar a cabo cada obra. “Algunas me pueden llevar hasta siete meses. Hay gente que hace cuatro líneas y yo los admiro, porque les sale muy bien, pero yo soy más puntilloso, y que me salgan bien las cosas implica romper un montón de papeles, de lienzos… Muchas veces es una desesperación, pero es lo que hay en esta actividad artística”.

Desde que está jubilado dispone además de “todo el tiempo del mundo” para dedicarse al arte sin prisas. “No hago nada salvo pintar, andar, hacer fotografías. Y estar en Cuenca y disfrutar de la ciudad”.

Junto al paisaje (además de Cuenca ha retratado buena parte de la Sierra, con localidades como Beteta o Masegosa) también tiene muchos retratos en su haber. Aunque siempre obras figurativas y realistas. Porque, aunque el abstracto le gusta, “hay que saber hacerlo. La gente no sabe lo difícil que es porque no son cuatro manchas, sino que hay que abstraer la realidad para que sea una obra de arte”.

Él se quita el sombrero ante Fernando Zóbel. “Crea desde el naturalismo a la abstracción manchas que son una maravilla”.

El Bosque de Acero se podría emplear para 50.000 cosas: sala de exposiciones, comercial...

Preguntando, dada su profesión, por uno de los edificios más polémicos de los últimos años, el Bosque de Acero, responde que preferiría no hablar, ya que le duele “que esté ahí dejado de la mano de Dios cuando se podría emplear para 50.000 cosas, como sala de exposiciones o para acoger actividades comerciales, además de generar empleo”.

Considera, en este sentido, que Cuenca “está moribunda, como el río Júcar. Desde que se acabó la construcción, que arrastraba un montón de cosas, incluidas revistas, periódicos, notarios, abogados, se cierran las tiendas y hasta los bares porque nadie va a ellos. Están los funcionarios y cuatro servicios más. Cada uno hace lo que puede en virtud de las cenizas que quedan”.

La solución, a su entender, estaría en “tratar bien a la ciudad y hacer algo que atraiga a la gente y cree puestos de trabajo, que es lo fundamental. Pero nos hemos quedado hasta sin el belén de la Diputación, que era tan fundamental para los niños”, lamenta un pintor parte de cuya obra también se puede encontrar en la galería X Amor al Arte.