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Bragas: Crónica de la muerte de una estrella

El Auditorio de Cuenca ha acogido este jueves la representación de la obra de Alfonso Zurro, dirigida por Ana Campos de Alcázar
Fotos: Marta Feiner
21/02/2020 - Inés Villodre

"Estrella ama a Bernabé, Bernabé ama a Estrella, el sol brilla de día hasta que llega la noche, entonces..." con esta pequeña presentación, Ana Campos de Alcázar, directora de esta obra y su narradora a través de una voz en off nos acercó a esta obra dramática. No es la primera vez para Alfonso Zurro, que estuvo presente a finales del año pasado en su adaptación de "Luces de Bohemia" en este mismo Auditorio.

En esta ocasión no trajo esperpento, sino un drama con nada de romántico. En el recorrido temporal de una noche, debajo de una gran lámpara antigua y luces que vienen desde el suelo, como en una pecera, Alfonso Zurro recordó al monólogo de la dramaturga Sarah Kane, "Psicosis 4.48", en el que la angustia de la enfermedad convierten a la protagonista en víctima de sí misma, en el caso de Zurro, como consecuencia de una persecución vital de sus demonios como cantante tonadillera en la juventud, al fracasar sus expectativas y sus sueños laborales.

En estos delirios que se van relatando en franjas de horas, Estrella, la protagonista, interpretada por Maricruz Rodríguez, baraja posibilidades y escenarios para explicar que unas bragas aparecieran en la americana de su marido, Bernabé, encarnado por Domingo Chinchilla, es matemático y amante de las estrellas. La muerte y la realidad se funden y se confunden en formas matemáticas de analizar el mundo. Desde el 75% de algodón, 25% licra y color rojo teja desvaído de esas bragas, el número de lágrimas que forman la lámpara antigua sobre su cabeza,y que cuenta de manera obsesiva, hasta un juego de 72 cuchillos alemanes como regalo de bodas y la colección, detallada numéricamente, de su vida como artista fracasada.

En esa enfermedad, que se refleja a través de una confusión y una pérdida de la realidad, de una constante paranoia, el reloj proyectado en la pared sirve a modo de crónica. Establece las franjas de horas de la historia y contextualiza los recorridos de la protagonista, como si estuviera orbitando. Y si bien uno tiene la sensación, al final, de no tener del todo claro dónde ha ido a parar, del final de esta historia sobre desengaño, juega la mirada periodística anunciando que ha pasado, como un cometa, como una estrella que se ve una vez en millones de años y que de repente, desaparece.

Una representación que ha formado parte del programa de la 25 temporada de Teatro de Primavera de la Asociación de Amigos del Teatro de Cuenca y que casi completó el aforo del patio de butacas del Teatro-Auditorio de Cuenca.