DIPUTACIÓN FERIA DEL LIBRO
Es noticia en Cuenca: Tauromaquia Balance Día del Libro 2024 Asociación de la Prensa de Cuenca Día del Libro Educación Tráfico Abril Republicano Criminalidad Accesibilidad
Personas sin hogar

"De lo malo hay que sacar siempre lo bueno y tuve la suerte de venir aquí”

Gonzalo Galán es una de las 16 personas sin hogar que está pasando la cuarentena en el Centro de Día para Mayores Dos Ríos de Cuenca
"De lo malo hay que sacar siempre lo bueno y tuve la suerte de venir aquí”
En el Centro de Día para Mayores Dos Ríos están pasando la cuarentena 16 personas sin hogar. Foto: Cruz Roja Cuenca
15/05/2020 - Miguel A. Ramón

Nació hace 51 años en la localidad valenciana de Quart de Poblet, aunque deja claro que se crió en Guadalajara. El destino quiso que se encontrara en Cuenca cuando a mediados de marzo se declaró la pandemia de la COVID-19, lo que le permitió ser una de las personas sin hogar que fueron atendidas desde un primer momento por los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Cuenca.

Gonzalo Galán lo tiene muy claro. Y es que considera que, en esta ocasión, ha tenido mucha suerte. “En cuanto se declaró el Estado de Alarma por el coronavirus, el equipo del Área de Intervención Social (AIS) contactó conmigo y me dijeron dónde tenía que ir para que no me quedara solo. Me acompañaron en todo momento”, recuerda, por lo que, según dice, no tiene nada más que palabras de agradecimiento por el trato recibido.

El Centro Joven fue su “primer hogar” en esta cuarentena, que cambiaría durante una semana por el hospital Virgen de la Luz, donde estuvo ingresado al presentar fiebre. Temía lo peor, pero finalmente no se trataba del temido coronavirus. “Con 38 de fiebre me llevaron al hospital, donde me hicieron todo tipo de pruebas, entre ellas la de la COVID-19, en la que, por cierto, di negativo”, señala.

"De lo malo hay que sacar siempre lo bueno y tuve la suerte de venir aquí”

El Centro de Día para Mayores ‘Dos ríos’, en pleno Villa Román, se convertía así en su “segundo hogar” durante la pandemia, donde, por cierto, aún se encuentra y comparte el día a día con otras 15 personas sin hogar más. “Esto ha sido lo mejor que me ha podido pasar”, indica. Y es que es de la opinión de que “de lo malo hay que sacar siempre lo bueno y, sin duda, en mi caso, tuve la suerte de venir aquí”.

Desde que a finales de marzo el Ayuntamiento habilitara este centro cedido por la Junta de Comunidades como recurso para personas sin hogar, hace ya casi mes y medio, Gonzalo ha vivido en él y, según dice, “encantado”. De hecho, afirma que “aquí estamos muy bien, ya quisiera mucha gente, la verdad”, de ahí que no sea de extrañar que no titubee a la hora de aseverar que “por mí, firmaría ahora mismo para quedarme aquí para siempre”.

El ambiente es “bueno y tranquilo”, dice, al tiempo que recalca el excelente trato que reciben tanto del personal del Ayuntamiento como de los voluntarios de Cruz Roja que “nos ayudan un montón”. Para Gonzalo “son una gente maravillosa”, que les está permitiendo pasar la pandemia en unas condiciones inmejorables, más aún, si cabe, cuando, tal y como incide, “encima ves en algunos sitios que no tienen ni para comer”. “Esto —indica— hace que me sienta privilegiado”.

"De lo malo hay que sacar siempre lo bueno y tuve la suerte de venir aquí”

Gonzalo viene a poner voz a estas 16 personas sin hogar que conviven día a día en estas instalaciones, donde Ayuntamiento y Cruz Roja de Cuenca han aunado esfuerzos de cara a esta crisis sanitaria. Un total de 23 voluntarios de esta organización están atendiendo en turnos de mañana y tarde durante todos los días de la semana a las personas ahí alojadas.

Junto a tareas sanitarias y de seguridad, estos voluntarios se están encargando de organizar todo tipo de actividades, como talleres de bisutería, pintura, etc., para hacerles más llevadero el confinamiento, además de acompañarles a realizar gestiones, como ir al banco o a Correos, sin olvidar, por supuesto, la organización de paseos en las franjas horarias autorizadas. Labores enmarcadas dentro del Plan Cruz Roja Responde frente al COVID-19, que supone la mayor movilización de recursos, capacidades y personas en la historia de la entidad humanitaria.