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Naturaleza

Se buscan voluntarios para contar aves en primavera

Cuenca es una de las provincias castellano-manchegas donde hay menos voluntarios, según SEO/BirdLife
Se buscan voluntarios para contar aves en primavera
Foto: SEO/BirdLife
11/04/2018 - Teresa Sánchez /eldiarioclm.es

¿Qué pasaría si nadie se parara a contar las aves que nos rodean? Las aves son un excelente indicador de la conservación de los ecosistemas y de la buena salud del entorno. La Unión Europea considera el estado de las poblaciones silvestres de aves como un índice de la calidad de vida en Europa y su conservación pasa por saber cuántas hay y cómo evolucionan sus poblaciones a lo largo del tiempo para poder conservarlas.

Así lo asegura la Sociedad Española de Ornitología (SEO/BirdLife) que busca la colaboración de los ciudadanos de Castilla-La Mancha para el comienzo, a mediados del mes de abril, de una nueva temporada de trabajo de campo de varios programas de seguimiento de aves. “El llamamiento es a Castilla-La Mancha porque hay poca participación y hay muchas zonas donde la población es menor y hay menos voluntarios, sobre todo en Cuenca, Albacete y Ciudad Real”, señala Virginia Escandell, técnica de Ciencia Ciudadana de SEO/BirdLife.

Estos programas comenzaron hace más de 20 años y siempre han sido las provincias que menos participación han tenido. “También en otras comunidades hay provincias que tienen baja participación como Teruel o Mérida”. En concreto se busca colaboración ciudadana para dos programas de seguimiento de aves: Sacre y Noctua de SEO/BirdLife.

En el Seguimiento de Aves Comunes (Sacre) los voluntarios que participan necesitan tener unos conocimientos mínimos sobre identificación de aves que la organización proporciona a las personas interesadas en Ávila, Valladolid, Cádiz y Navarra. "El Sacre persigue ver cómo van las tendencias de las poblaciones de las aves en primavera por el día. Haciendo una metodología concreta que todos los voluntarios hacen igual a lo largo del tiempo podemos obtener una tendencia poblacional”, explica Virginia Escandell.

"Lo que hace cada mañana el voluntario es ir con un mapa a un territorio marcado en el que hay seleccionados 20 lugares donde va a hacer el muestreo. Puede ser tanto en pueblos como en el campo y en la mañana que lo hace va a esos 20 puntos, permanece en cada uno de ellos cinco minutos y anota todas las aves que detecta y el número de individuos", explica la técnico.

Pero no solamente comienza el Sacre, también se inicia el programa Noctua para saber cómo se encuentran las aves nocturnas. "Se trata de identificar las aves nocturnas en esta época del año como los autillos, los mochuelos, las lechuzas y los chotacabras; un total de nueve especies en nuestro país que han sido identificadas casi todas por sus cantos, y se anotará donde se encuentran". En este caso, no se requieren grandes conocimientos sobre aves, "de hecho se puede hacer en grupo o en familia y disfrutar de una salida al campo nocturno en primavera".

En este sentido, Escandell reconoce que "toda la recopilación de datos sería imposible sin el trabajo desinteresado de las más de 1.000 personas que cada año participan en los programas de seguimiento", pero que "aún son pocas". Las estadísticas europeas se alimentan con los datos de seguimiento de aves que llevan a cabo entidades como SEO/BirdLife con la ayuda de los colaboradores que llevan a cabo un "monumental" esfuerzo de ciencia ciudadana.

De este modo, el Eurostat acumula desde hace décadas datos para tres indicadores: aves agrarias, forestales y comunes. El Índice de Aves Comunes o Common Bird Index, en concreto, es uno de los referentes principales del 'Sustainable Development Indicator del Eurostat', que sitúa el estado de las poblaciones silvestres de aves junto a referentes de otro tipo, como el nivel de empleo, el consumo de energía o la esperanza de vida, para calibrar el grado de bienestar real que tienen los europeos.

"Es una forma de colaborar también de forma activa con una ONG, saliendo al campo y aportando datos de aves, y a la vez aprendes porque descubres especies de aves que no sabías que estaban ahí y las empiezas a situar en esos lugares y tienes el incentivo de volver al año siguiente por si las vuelves a ver y encima estás aprendiendo", concluye Escandell.