La rehabilitación del castillo de Villarejo de Fuentes descubre una curiosa placa de bronce

Las obras de restauración del castillo de Villarejo de Fuentes han sacado a la luz varios hallazgos de relevancia arqueológica como la morfología de su patio de armas y evidencias de distintas ocupaciones a lo largo de la historia que sitúan el origen de esta fortaleza en la época andalusí, y sobre todo, una placa de bronce con los doce apóstoles que resulta todo un misterio tanto por su cronología, desconocida hasta el momento, como por la representación de un simbolismo poco usual en la ornamentación religiosa.

Las excavaciones arqueológicas incluidas en el proyecto de rehabilitación y consolidación del castillo, que se financian con cargo a la Diputación de Cuenca, han permitido dejar al descubierto su patio de armas en forma de ‘U’, que se encontraba bajo toneladas de escombros, y que supone "toda una novedad arqueológica”; además de una interesante cueva en la parte noroeste, en dirección a la ermita de Nuestra Señora de las Fuentes, que está pendiente de analizar y estudiar.

El arqueólogo, Miguel Ángel Valero, ha explicado que la placa - de forma circular, de bronce, de unos 20 centímetros de diámetro y con los doce apóstoles, podría formar parte de una cruz y, por algunos detalles de las figuras podría tener origen en el románico, aunque habrá que realizar las pruebas pertinentes para datarla.

Y es que, la placa fue hallada entre los escombros del castillo junto a restos de todas las cronologías, que van “desde cerámicas de época árabe a latas de conserva del siglo XX”. Por lo tanto, no hay una secuencia estratigráfica clara que pueda fecharla.

“Los ojos de avellana, que miran a uno y otro lado, son claramente ojos del románico, pero el repujado no es característico de esta época por lo que también podría ser una imitación del siglo XVI”, época de la que data la ermita situada en los anexos del castillo que a día de hoy sigue activa.

Por todo ello, Valero insiste en que no se podrá determinar el origen de esta pieza hasta ver que dicen los análisis metalográficos a los que tendrá que someterse. Lo que sí se puede constatar es que presenta una particular lectura de la simbología que representa.

“La placa está cortada por la parte superior, lo que nos indica que podría tener un desarrollo elevado con la figura de Cristo, que es la que nos falta, y que sería un saliente si se ha cortado por lo que sobresale”. Pero, además, destaca que de los cuatro evangelistas (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) que aparecen con el libro abierto, ninguno corresponde a la imagen con la que se suele representar a San Juan, claramente más joven que en estas figuras.

“Hay tres imberbes, uno de ellos debería ser San Juan, pero ninguno de ellos tiene libro. Es una lectura diferente”, señala Valero que en todo caso destaca que el hallazgo llama a atención “pero no podemos decir qué es ni a qué pertenece” .

Por otra parte, la rehabilitación también ha permitido determinar las distintas ocupaciones que ha tenido esta fortaleza de origen andalusí (siglos XI y XII) a lo largo de su historia y que conllevaron sucesivas remodelaciones, como por ejemplo, en época cristiana cuando contaba, además, con un poblado al noreste, que posteriormente desaparecería y con él la utilización del castillo como recinto fortificado, pasando a partir de ese momento a ser cantera y también a ser reutilizado como ocupación residual en los siglos XV y XVI hasta el XIX y XX, que pasó a ser corral de ganado, incluso se hizo una casa en el interior, según detalla el arqueólogo.

De los cerca de 300.000 euros de presupuesto que supone la rehabilitación y consolidación del castillo de Fuentes, 260.000 han corrido a cargo de la Diputación y el resto ha correspondido al Consistorio, que se ha hecho cargo de los costes de la redacción del proyecto y la dirección técnica.

La previsión es que las obras puedan concluir antes de finales de año.