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La nueva ley farmacéutica no resuelve el problema de la farmacia rural

La ley sí que prevé que sean las farmacias de las localidades con menos habitantes las que se hagan cargo del botiquín de los municipios del entorno
La nueva ley farmacéutica no resuelve el problema de la farmacia rural
01/03/2015 - G. D.

La aprobación, la pasada semana, de la Ley de Ordenación del Servicio Farmacéutico en Castilla-La Mancha, no termina de convencer a los profesionales de un sector que asegura haber reducido de forma importante sus ingresos como consecuencia de la proliferación, en los últimos diez años, de los genéricos, medicamentos que se venden a un precio muy inferior a las marcas originales, dejando muy poco margen a los farmacéuticos para sacar un beneficio. 


Pero, sobre todo, se trata de una ley que, según aseguran, no aporta ninguna solución para garantizar la rentabilidad, y con ello la supervivencia, de las farmacias de un medio rural cada vez más despoblado y menguado de servicios.


Cierto es que la nueva normativa, que modifica la de 2005, destaca la importancia de que haya un acceso de los medicamentos “a toda la población, con independencia del lugar en el que resida”, y entre sus objetivos se encuentra el de “reforzar los incentivos para favorecer la permanencia de las farmacias en el medio rural”. Pero, más allá de estas supuestas intenciones, las medidas concretas encaminadas a este fin son prácticamente inexistentes.


“La ley no incide en garantizar ninguna viabilidad a las farmacias rurales, sino que cada farmacéutico tiene que apañárselas como pueda, algo muy complicado. Porque las subvenciones que hay  [recogidas en el Decreto 306/2011, del Gobierno regional, que desarrolla el artículo 2.8 del Real Decreto 823/2008, del Gobierno central], son mínimas, simbólicas, en su mayoría entre los 50 y 400 euros”, apunta Francisco Guardia, de de la Sociedad Española de Farmacia Rural (Sefar).


Esto afecta especialmente a las provincias de Cuenca y Guadalajara, que son las que más establecimientos tienen en el medio rural. En el caso de Cuenca, hay 84 denominadas VEC (Viabilidad Económica Comprometida). Y en torno al 40 por ciento de las cerca de 200 que hay están en localidades de menos de 500 habitantes.


“La nueva ley pone en cuestión la pervivencia de siete de cada diez farmacias de Cuenca y Guadalajara”, advierten en el PSOE.

Entre las escasas medidas que la ley incluye pensando en los farmacéuticos rurales, está la de asignarles una puntuación extra por su trabajo en el medio rural a la hora de presentarse a concursos para poner en marcha una nueva farmacia. En concreto, se valorará como “mérito específico” el trabajo en núcleos de población de hasta 1.500 habitantes.


Pero esta medida, advierten algunos farmacéuticos, podría ir encaminada a despoblar al medio rural de este tipo de establecimientos, al favorecer que sus propietarios puedan ganar el concurso para regentar una farmacia en una localidad de más habitantes y, por tanto, con más posibilidades de rentabilidad. 


La ley sí que prevé que sean las farmacias de las localidades con menos habitantes las que se hagan cargo del botiquín de los municipios del entorno, prestando un servicio de farmarcia dos días por semana durante unas pocas horas. Pero, según algunos farmacéuticos, esto tampoco garantiza unos ingresos elevados y, además, supone un coste de carburante.


En opinión de Francisco Guardia, para garantizar la permanencia de las farmacias rurales se debería establecer un “mecanismo corrector”, de modo que, con el fin de abastecer de medicamentos a las localidades de escasa población, el farmacéutico tuviera una retribución profesional, como la tienen maestros y médicos.


“Si queremos que los pueblos tengan servicios, tanto una farmacia como un colegio, un médico, transporte, etcétera, hay que dotar esos servicios económicamente. De lo contrario, la gente se va a ir de los pueblos y nos quedaremos sin ellos”, considera.


PRECIOS MÁS BARATOS

Al problema del despoblamiento hay que unir el del abaratamiento de los medicamentos. 


“Si hace diez años los genéricos representaban en torno al 20/25% de los medicamentos, ahora son en torno al 80%. Y hay una diferencia muy grande que reduce nuestro margen de beneficio. Un Zarator de 10 miligramos, medicamento para reducir el colesterol, costaba hace años 45 euros y ahora cuesta 4,90. Y un Omeplazol, principalmente utilizado para evitar la irritación por reflujo gástrico, ha bajado de 22 a 4 euros”, apunta Guardia.


ATENCIÓN A RESIDENCIAS

En el lado positivo de la nueva ley, el presidente del Colegio Oficial de Farmaceúticos de Cuenca, Pedro Mombiedro, valora que los centros sociosanitarios, tanto públicos como privados, vayan a tener que proveerse de medicamentos procedentes de farmacias próximas, del mismo área de salud. Esto, a su entender, evitará que el dinero que las residencias de mayores invierten en medicamentos, mucho dada la avanzada edad de sus usuarios, pueda irse a farmacias de fuera de la provincia. Y aumenta además la calidad de la asistencia a los mayores de esos centros, que contarán con un control de los medicamentos por parte de los farmacéuticos.


Sin embargo, algunos farmacéuticos advierten de que a las residencias de más de cien usuarios les proveerá directamente el Hospital, lo que puede poner fin al acuerdo que algunas farmacias tienen con algunas residencias y que es lo que les permite tener cierta viabilidad.


Sin poder vender

Por otro lado, tampoco gusta a los farmacéuticos que la ley les impida vender su farmacia en el caso de adquirir o lograr otra a través de un concurso. “Me obligan a cerrar la farmacia, algo que creo que sobre todo es un problema para aquellos que son titulares de una farmacia no por concurso, sino porque la compraron en su día”, apunta Mombiedro, para quien esta prohibición atenta contra la propiedad privada.