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Medio Ambiente

El gran hospital de los animales

El Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albaladejito, que trata a los ejemplares de especies protegidas heridos, afronta el reto de contar con más parques de vuelo para las aves
Fotos: Saúl García
21/07/2019 - Dolo Cambronero

Es el gran hospital de los animales. Ubicado a unos seis kilómetros de Cuenca capital, el Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albaladejito atiende a cualquier ejemplar de una especie protegida que haya sufrido algún percance y se encuentre herida, con el objetivo de que pueda ser después reintroducida en su hábitat natural cuando se haya curado. Pero no solo eso. Estas instalaciones son también una suerte de escuela del reino animal de la provincia y por sus instalaciones pasan cada año unos 2.000 alumnos de centros educativos.

Este espacio, que depende de la Consejería de Agricultura, está situado en el conjunto de infraestructuras del Centro de Investigación Agroforestal de Albaladejito (CIAF) y está dirigido por Manuel Valet.

Hasta estas tranquilas instalaciones del Centro de Recuperación de Fauna Silvestre de Albaladejito llegan animales (llevados por agentes medioambientales, agricultores o particulares) que se han chocado contra tendidos eléctricos, vallados o vehículos, han sido atropellados o incluso han sufrido disparos.

Principalmente acogen aves pero de vez en cuando también llega algún mamífero. De hecho, hace poco entró un cervatillo que estaba abandonado y que probablemente se llevará al parque cinegético de El Hosquillo. En principio, el centro solo trata a especies protegidas pero si entra algún animal de caza también se le atiende.

El equipo del centro está compuesto por cinco trabajadores: tres veterinarios y dos peones. El personal también da asistencia sanitaria a los animales que habitan en El Hosquillo, explica Valet.

Los animales que entran en el centro son tratados de forma individualizada según sus circunstancias. Entre los cuidados a las aves, se les hace también un injerto de plumas a los que lo necesitan. Como el objetivo final es su reintroducción al medio natural una vez que se han recuperado, es importante que vean a humanos lo menos posible. Por ello, en los espacios en los que están los que son susceptibles de ser liberados se colocan mallas para evitar el contacto visual con las personas.

Además, para los polluelos, cuentan con perfectas recreaciones de diferentes especies con los que se les da de comer: son los llamados ‘papás artificiales’.

El número oscila continuamente pero en la actualidad, unos 50 animales habitan en estas instalaciones. Además, otros siete están en los parques de vuelo de Albendea y en El Hosquillo, hay otras 12 rapaces que no se pueden recuperar para ser liberadas al medio natural.

De hecho, contar con más parques de vuelo en el propio centro de Albaladejito es uno de los retos de esta entidad, según explica su director.

Pero aparte de estos animales, el centro también cuenta con otros que tienen la ‘aciaga’ misión de enseñar a aquellos a desenvolverse en el medio natural: palomas, ratones, ratas y diferentes tipos de insectos se convierten en la comida de los moradores de este centro. Y es que es imprescindible que los que van a ser liberados aprendan a cazar antes de ser soltados porque, de lo contrario, morirían.

Al centro también entran animales muertos, a los que se les hace la autopsia para establecer cuánto tiempo llevan fallecidos y las causas.

La educación ambiental es otro de los pilares del centro. Dos mil escolares pasan cada año por las instalaciones

Pero, ¿qué hay que hacer si encontramos un animal herido? Lo primero es llamar urgentemente al centro de recuperación de fauna más cercano y los agentes medioambientales pasarán a recogerlo, intentando mantenerlo lo más tranquilo mientras tanto porque, si se siente amenazado, puede atacar o huir.

El centro estaba antes en Albendea. A juicio de su director, con el traslado a un lugar más cercano a la capital conquense se facilitó la llegada de animales y también la visita de más alumnos.

Educación ambiental

Y es que la educación ambiental es el otro gran pilar del centro. “Les enseñamos a los niños a distinguir los pajarillos que pueden ver en los parques”, detalla el director. Para ello, se ayudan de recreaciones de animales tan minuciosas que parecen reales y en los cristales de las ventanas, hay imágenes en negro con las siluetas de varias especies para que puedan diferenciarlas. Los alumnos también pueden contemplar los esqueletos de, por ejemplo, un águila.

Pero no hay nada como ver a los animales en vivo para aprender a diferenciarlos. De esta manera, aquellos que no se pueden reintroducir al medio porque morirían, son mostrados a los escolares. Y los alumnos salen encantados de las visitas. “Los colegios repiten. Es la mejor señal”, apunta el director.

LA CASA DE LAS AVES

El gran hospital de los animales

Aguilucho cenizo, arrendajo, cigüeñela, milano real y negro, ratonero, águila real, imperial y calzada, búho real, autillo, mochuelo y cernícalo vulgar son algunas de las especies de aves que pueblan el Centro de Recuperación de Fauna Salvaje de Albaladejito. En la imagen, el director del espacio, Manuel Valet, muestra a una cigüeñela, un ave acuática frecuente en zonas húmedas y pantanosas.

Cuando los animales llegan a estas instalaciones, son examinados por el equipo veterinario y son tratados de forma individualizada según sus circunstancias y situación. En el caso de las aves y una vez que han sido curadas, se ejercitan en los parques de vuelo con el objetivo de que puedan desenvolverse en el medio natural y que puedan ser liberados en sus hábitats.

Pero además de ser capaces de surcar el cielo, es imprescindible también que las aves que son reintroducidas en sus lugares de origen se procuren alimento por sí mismas. “Solo se sueltan los que pueden volar y cazar porque si no, morirían”, aclara el director.

Los animales que son liberados en la naturaleza portan anillas u otros elementos de control que facilitan su seguimiento por los técnicos, lo que permite comprobar cómo está siendo su proceso de adaptación.

Hasta el centro de Albaladejito se llevan animales que han sufrido algún incidente, como un águila real que fue atropellada por un coche en el municipio conquense de Fuentes. En las instalaciones también hay un ejemplar joven de águila imperial que se electrocutó en Albacete. Son hembras grandes y, en ambos casos, perdieron parte de sus alas y no pueden volar.

Los agentes medioambientales les llevan nidos que se encuentran en los cereales para evitar que sean arrollados por las cosechadoras. Los polluelos nacen en el propio centro. El proceso es el siguiente: los huevos se dejan en la incubadora y después pasan a las nacedoras y luego a las ‘UCIS’.

EL REY DE LA NOCHE

El gran hospital de los animales

Otro de los habitantes de las instalaciones es un imponente búho real, que cuenta con unas poderosas garras que pueden matar. El animal, que sufre una infección en los ojos, intenta asustar a los visitantes desplegando sus alas y emitiendo unos sonidos. Un mochuelo y un autillo, la especie de búho más pequeña, son otras de las aves rapaces nocturnas que le acompañan en este centro.

La práctica totalidad de los moradores de este centro son aves pero, de vez en cuando, también llega a las instalaciones algún mamífero. Ahora, una ardilla convive también en este espacio. A medias del destete, le dan leche con una jeringuilla que hace las veces de biberón.