Revulsivo
1.-Situación. Si hay algo que (casi) nadie pone en duda es que Cuenca necesita un revulsivo, una conmoción, un incentivo.
Puesto que no hay señales que permitan suponer que vaya a venir del mundo de las empresas, es oportuno volver la mirada a la Política para tratar de mantener la esperanza de que “alguien”, quien sea, se postule como impulsor verosímil.
Lo lógico sería que fuese el Ayuntamiento, la Administración más próxima y por tanto mejor conocedora de la realidad y las necesidades de la ciudad, la encargada de gestar ideas, elaborar proyectos, perfilar líneas de colaboración con otras administraciones y con la sociedad civil y buscar financiación, sin la cual cualquier iniciativa se convierte rápidamente en ocurrencia.
Pero nuestra Cuenca es diferente. Salvo el DUSI sosegado, no hay nada que enamore cocido en el horno de la Plaza Mayor.
De la Diputación no se tienen noticias.
Y lo que es peor, cuando la Junta de Comunidades hace propuestas la impresión que tenemos es que el Ayuntamiento las procesa como si fuesen amenazas o como asuntos sin interés alguno, con displicencia (obviamos ejemplos que retiene nuestra memoria). Vamos como quien va de sobrado.
Parece como si las iniciativas que llegan de la oposición o del Gobierno Regional, del adversario político, deben ser consideradas malas per se.
Es difícil concebir una actitud más torpe.
¿Hasta hoy? Ya veremos.
2.- El casco antiguo y las hoces. Alguien dijo que la ciudad alta debía ser considerada como nuestra mejor “fábrica”. Una factoría viva y vivida, ocupada, con vecinos, con productores, pero también con consumidores que vinieran a comprar el producto de su belleza, su singularidad, su autenticidad, su cultura. Sus productos, en suma.
De ahí que prosperara la iniciativa de proponerla como ciudad patrimonio con protección de la Unesco.
Su declaración como tal, hace ya 20 años, hizo concebir esperanzas. Se buscaron y se consiguieron inversiones y en muchos aspectos el casco cambió. No procede detallar aquí lo que es perceptible, sino denunciar las carencias. Hablemos de ellas.
El plan especial de protección de la Ciudad Antigua y de las Hoces se aprobó en 2003 y define el marco normativo que debe aplicarse, los límites y también las necesidades.
Han pasado catorce años desde que el plan está en vigor. Nadie ha dicho que sus propuestas no sean ajustadas, que no sean compatibles con otras normas de conservación, ni se ha discutido la idoneidad de las mismas. Pero las necesidades continúan. Los remontes mecánicos están en el plan.
¿Alguien piensa que la falta de desarrollo de las comunicaciones con otras partes de la ciudad no tiene nada que ver con el deterioro, la despoblación y la falta de actividad de amplias zonas del casco?
¿Alguien puede creer que la falta de soluciones alternativas al tráfico de vehículos no tiene relación con los atascos que colapsan la ciudad cuando mayor es el número de “consumidores” que acuden a nuestra “fábrica”?
¿De verdad que alguien puede considerar que hay algo más importante en la ciudad que sembrar invirtiendo en la joya de la corona?
¿Alguien piensa que se puede despreciar la oferta de dinero, de mucho dinero, cuando lo único que se propone es algo tan simple como colaborar en el desarrollo de la inversión aunque solo sea NO MOLESTANDO?
Las reticencias solo pueden tener una explicación: la iniciativa viene de la Junta y no son amigos.
Por eso cabe preguntarles ¿Hay voluntad política en la Corporación de caminar de la mano de quienes traen el dinero y las iniciativas? Porque no podemos olvidar que los remontes no son sino una pieza más de un todo que propone hacer del Casco y la Cultura un factor determinante en el desarrollo de la ciudad, en el que por cierto, el Gobierno de España si parece tener una actitud positiva.
Una moción presentada por el Grupo Municipal Socialista fue votada unánimemente por el Pleno. Los detalles no vienen al caso. La pelota ahora está en la Alcaldía a la que solo se le pide que tramite con presteza la solicitud de ayuda para empezar a caminar. Esa “prisa”, que la ciudad sí tiene, será la medida de su voluntad política de hacer algo al respecto. Pronto saldremos de dudas.
Evencio y Adán dijeron a duo: ya veremos, porque Cuenca es diferente, también nuestra derecha.
Pues queda dicho.
