Pan poquito

Cuando un alcalde asegura haber cumplido el 95% de su programa electoral un año antes de que acabe su legislatura pueden producirse tres efectos: el primero es que no se lo crea nadie, el segundo es que no se lo crea ni él y el tercero que la oposición se ría a mandíbula batiente. La historia de la democracia española, si nos ha enseñado algo, es que los programas electorales están para incumplirse, los mismo que los pactos. Por muchas razones, pero la principal es porque durante los mítines de campaña se atan los perros con longaniza y durante los mandatos apenas se atan con chistorra de asno.

El alcalde de Cuenca, Ángel Mariscal, y su equipo de concejales, aseguraban durante el pasado Pleno del Estado de la Ciudad que la capital iba como un tiro, proyectada hacia un futuro brillante y con casi todos los compromisos cumplidos ante una ciudadanía encantada de la vida y orgullosa de la gestión del Partido Popular. Y aludían a que, si alguna propuesta no se habría llevado a término, sería por la infame herencia dejada por los socialistas de Juan Ávila, por los corsés del Plan de Ajuste o por la inoperancia taimada de la Junta de Comunidades.

Pero la verdad es bien distinta; Cuenca sigue perdiendo habitantes, no se han solucionado asuntos vitales como los remontes al Casco Antiguo, Cáritas continúa atendiendo a muchas familias, seguimos sin una conexión fácil con la estación del AVE y algunos barrios de la ciudad sufren un notable abandono.

Tampoco se han bajado los impuestos y hay alarmantes cifras de desempleo mientras el Consistorio emula a la Diputación al despreciar con justificaciones bastante baladíes y partidistas el Plan Extraordinario de Empleo puesto en marcha por el Gobierno regional. Eso sí, una nueva Operación Asfalto ha quitado algunos baches a un año de las elecciones municipales y, una vez más, el alquitrán se materializa en las calles como una negra vaselina que ayuda a tragar las mediocres gestiones.

No todo se ha hecho mal en estos tres años, porque ha habido tímidos avances en Servicios Sociales y Cultura, se van reduciendo la deuda del Ayuntamiento y los plazos de pago a los proveedores y se van despejando dudas respecto al parking de Astrana Marín, a las obras de La Fuensanta o a la planta de biomasa.

Pero algunos de esos progresos se deben en gran parte al desarrollo de proyectos anteriores a la llegada del actual equipo de Gobierno o bien se trata de cuestiones macro o micro-económicas que no suponen mejoras tangibles, apreciadas por el conquense de la calle y por los niveles de desarrollo de la capital.

Sí, sí, la cultura es importante. Tiene que haber conciertos en verano y las salas de exposiciones deben abrirse con artistas de postín y si vienen la selecciones españolas los futboleros estarán contentos. Y para algunos es bueno reunir a amantes de las reses enmaromadas. Pero, desgraciadamente, eso no llena las cestas de la compra, no asegura el futuro de los jóvenes conquenses ni evita que mucha gente se vaya de Cuenca en busca de una vida mejor. Pan y circo, en definitiva y, en este caso, señores del Equipo de Gobierno, pan poquito.

Pero bueno, el verano ha entrado sin excesivos calores y las hoces están verdes porque tienen mucha agua y ya vienen los turistas a dejarse divisas y euros y se acercan las vacaciones…. De esto sí que se cumple el 95%.