El nuevo hospital
Pues sí. Las obras del nuevo hospital universitario no son “una mentira”, como durante lo que llevamos de legislatura se han empeñado en sostener representantes del PP en la provincia, sino una realidad. ¿Cómo si no hay ya todo un esqueleto de edificio de cuatro plantas y varios más en proyecto con las cimentaciones prácticamente terminadas?
El problema, parece claro, es que al partido en la oposición en el Gobierno regional no le interesa que su sucesor haga una buena gestión de cara a sus posibilidades de desbancarle del poder en la cita electoral de mayo de 2019.
Pero obras como la del hospital, en la que participan más de 150 trabajadores y está contribuyendo a dinamizar el empleo y nuestra maltrecha economía, es lo que necesitamos para, como señala el presidente de Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, creer en Cuenca y en su futuro, sobre todo tras los duros recortes de empleo e inversiones públicas aplicados durante la legislatura presidida por María Dolores de Cospedal, que generaron una terrible desbandada de ciudadanos a otras provincias.
Cuántas veces no habremos oído decir al alcalde de la capital, Ángel Mariscal, que lo que vende García-Page es “humo”. Como si con humo se construyeran los cuatro pisos del futuro hospital por el que el pasado lunes ascendimos redactores de los medios de comunicación de la provincia. Como si con humo se hubiera acordado con el coleccionista de arte Roberto Polo la cesión de sus obras para su exposición en Toledo y Cuenca. Como sin con humo se hubiera recuperado al menos parte de nuestra sanidad y educación pública.
Es verdad que las cuentas todavía no dan para plantearse grandísimos retos. Que si hubiera más dinero probablemente no tuviéramos que esperar hasta por lo menos 2022 para ver el nuevo hospital terminado. Pero lo mínimo que pueden hacer quienes nos gobiernan es dar pasos al frente y tratar de aunar esfuerzos en pro de nuestro desarrollo, con la vista puesta en un futuro mejor para todos, no en desmantelar y mirar hacia otro lado cuando la gente empieza a hartarse de la falta de respuesta y hace las maletas rumbo a la incertidumbre.
Falta todavía un año de gestión tanto en el gobierno regional como en los ayuntamientos y se trata de que nuestros representantes políticos encaren esta recta final pensando qué se puede hacer para mejorar nuestras ciudades, nuestros pueblos. Si lo hacen bien tendrán más posibilidades de repetir victoria en mayo de 2019. Pero no solo eso: habrán dejado una tierra mejor para todos, con más atractivos, oportunidades para generar empleo y vivir con dignidad. Y pocas cosas hay tan meritorias como hacer algo por el bien general de la gente.
