La tormenta imperfecta

Tiene el rostro amarillo este aire que nos llega de África. Es caliente y quieto. Estas son sus cualidades esenciales. Otra ola de calor sobre nosotros.

No era así el aire de la semana pasada. Convertido en viento fuerte y fresco, arrastraba nubes oscuras que presagiaban agua. Y nos trajo la tormenta.

Ya la AEMET anunciaba fuertes aguaceros para la tarde - noche del viernes y sus pronósticos se cumplieron, sin llegar a ser de la duración y la intensidad que tuvieron en Madrid (¡menos mal!).

Estábamos en alerta de alto riesgo que se consumó con la caída de más de 80 litros por metro cuadrado en pocas horas. Llovió el 16% de la precipitación anual media de los últimos años.

Demasiada para nuestras alcantarillas, para la capacidad de evacuación del sistema. Demasiada también para que nuestro Ayuntamiento respondiera como cabría esperar para minimizar las consecuencias. No hubo eficiencia, ni rapidez. El domingo, barrios como los Tiradores Altos, Bajos, San Antón y buena parte de Villaromán y las zonas aledañas al Hospital, por citar algunas, eran muestras de lo dicho y de lo no hecho. Aún hoy (miércoles) hay partes de la ciudad que muestran restos que incomodan y que deberían haber desaparecido hace tiempo.

No ha sido clemente la opinión de las gentes. Las críticas han sido duras.

Como lo han sido a la hora de denunciar la suciedad habitual de amplias zonas de la ciudad. Ni siquiera han negado los responsables municipales lo que sin duda son deficiencias de gestión (y en el caso de la tormenta probablemente de planificación).

Eso sí, han identificado con rapidez al responsable único: la “herencia recibida” de la corporación anterior.

Lo que olvidan, u ocultan celosamente, es que el alcalde Ávila se negó sistemáticamente a usar la “herencia recibida” para explicar los recortes que hubo de hacer en presupuestos y servicios. Fue un modo de marcar diferencias con la técnica de Cospedal, que responsabilizaba a Barreda de su infecunda manera de gobernar. ¿Recuerdan algo de su quehacer que resultara beneficioso a la ciudad?

Y no le faltaban razones al alcalde socialista para justificarse, pues fue abultada la “herencia recibida” por el alcalde anterior, que a su vez…

Pero se supone que cuando uno se postula para gobernar, lo hace sabiendo los retos a los que se enfrenta y contando con que su capacidad, experiencia y recursos le permitirán mejorar las gestiones anteriores.

Pero volvamos a la tormenta. Lo que al final queda es el regusto amargo que deja la constatación de que la ciudad no está preparada para afrontar situaciones de emergencia y de que todo parece justificarse mirando hacia atrás, nunca adelante.

¡Y sólo fue una tormenta! exclamó Evencio. Y continúo: por cierto, una de las consecuencias del aguacero fue el amargo final de la Feria de la Tapa, cosa que lamentamos. Los empresarios afectados por las pérdidas de enseres y víveres solicitan de las Administraciones colaboración económica para resarcirse de las pérdidas. Y aquí dos precisiones.

1.- Empresario es aquel que dedica su actividad laboral a los negocios, asumiendo que estos se rigen por la ley del riego y la ventura.

La consumación del riesgo de pérdidas debe considerarse parte del negocio y tener, por tanto, el mismo tratamiento que se dispensa a la ventura cuando esta llega y se disfruta. Los seguros se suscriben para paliar las consecuencias.

2.- La Agrupación de Hostelería, organizadora de la Feria ya recibe apoyo y colaboración, económica y de infraestructura, de nuestro Ayuntamiento a través de un Convenio que se publicitó recientemente: dinero y la cesión gratuita del Parque de San Julián, ubicación que se sabía era una apuesta arriesgada a juzgar por los pronósticos de la AEMET.

Y es que, a veces, los meteorólogos aciertan, rematé, con un punto de tristeza. Queda dicho.