Hacia la huelga feminista

El pasado domingo asistí sorprendida a la disertación sobre feminismo del bueno de Albert Rivera, en las que afirmaba de forma poco contundente y sin convencimiento que la violencia machista “existe”, pero así sin más… Para añadir poco después que si gobierna regulará la prostitución, o lo que es lo mismo, la compra-venta del cuerpo de las mujeres que en la mayoría de las ocasiones lo hacen en contra de su voluntad y en condiciones de esclavitud.

Del mismo modo, dentro de ese feminismo liberal que el partido naranja nos propone, se plantea la regulación de los vientres de alquiler, que basan su existencia en el aprovechamiento de la pobreza de mujeres de muchos países para beneficio de unos cuantos que quieren perpetuarse genéticamente. Todo enmarcado en el pensamiento de que las mujeres tenemos el derecho a decidir lo que queremos ser y lo que queremos hacer, sin importarle que hay decisiones que se toman en libertad porque no hay otra salida.

Imagino que después esto, el siguiente que se subirá al carro de la lucha por la igualdad será el negacionista Pablo Casado, aprovechando la proximidad del 8 de marzo. Esto sí que sería de traca pues, entre otras cosas, hace semanas que viene afirmando con insistencia que la despoblación se soluciona con más embarazos, que la ley del aborto más avanzada fue la de 1985, esa que hacía a las mujeres abortar en la clandestinidad; por querer explicar a las mujeres que se siente cuando estamos embarazadas, pero sobre todo por hablar de los maltratadores como “esos hombres que no se portan bien con las mujeres”. Mayores disparates no se han visto nunca…

De los de la derecha, los terceros verdes en discordia, mejor no hablar. “Lo que no se nombra no existe”, también en política. Simplemente desear que la distopía vivida en Andalucía no se extrapole al resto de comunidades autónomas y al Gobierno central.

Es ahora, más que nunca, cuando se necesitan gobiernos progresistas como el que preside Emiliano García-Page, que adapten el convenio de Estambul a la regulación autonómica a través de la Ley por una Sociedad Libre de Violencia de Género; o como el gobierno de Pedro Sánchez que cierra su legislatura con un Decreto de Igualdad Salarial que amplía el permiso de paternidad a las 16 semanas y obliga a las empresas a publicar salarios segregados para poder corregir desajustes.

Aún nos queda mucho camino por recorrer, tenemos que trabajar juntas y juntos por conseguir una sociedad más justa en la que se nos eduque en igualdad, donde las mujeres no cobremos menos solo por el hecho de serlo, donde podamos acceder en igualdad a los puestos de responsabilidad, y sobre todo tenemos que seguir trabajando por tener una sociedad donde no nos sigan violando, asesinando y mutilando. Tenemos que seguir en la lucha. Este 8 de marzo nuestras voces se tienen que oír hoy más que nunca….