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Orión
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18/12/2018

Extrañas alianzas

A Torra, presidente de la Generalitat hay que entenderlo. A Casado, líder neófito del PP también.

No resulta fácil porque ellos ocultan la verdadera razón de sus planteamientos y de sus acciones. Pero si se piensa un poco en sus estrategias, poniéndote en su pellejo, se alcanza a entender las razones por las que ambos coinciden en el mismo objetivo: la aplicación del art. 155 de la CE, que implica la suspensión temporal de la autonomía en Cataluña.

Sí, esa es la pretensión de ambos. Casado lo manifiesta de modo explícito. Torra lo desea de modo vehemente sin mostrarlo, no obstante, abiertamente. Ambos hacen fuerza en la misma dirección.

Es, ciertamente, una extraña alianza.

El primero necesita marcar, con su discurso, un territorio propio, próximo a la extrema derecha, esa que le ha robado la cartera en Andalucía, y mostrarse ante su hinchada como un líder hiperactivo (antítesis de Rajoy el tranquilo) y cuya rotundidad oculte la ausencia de propuestas que impulsen un nuevo método para resolver los graves problemas que padecemos los españoles.

Su única propuesta de alcance es la petición desaforada de que se active la aplicación del famoso 155. ¿Con que finalidad de largo alcance? No sabe o no contesta.

Su respuesta a las propuestas ajenas es la misma siempre: no hacer, no dejar hacer. En esta estrategia coincide con Rivera, líder de Ciudadanos. Y estos siameses políticos gobernarán Andalucía, alimentados con el combustible de la ultraderecha para el camino.

Hablemos de Torra.

Es una persona a la que le viene grande, muy grande, el personaje que le asignó en el reparto de papeles el jefe del guiñol huido. Tenía dos encomiendas. La primera y principal, según la hoja de ruta del soberanismo, era mantener unido al independentismo en torno al mito. Pero, primero la CUP, después ERC, mas tarde los más pausados de su propio partido han ido construyendo su propio camino, sin desistir de su finalidad última. Un verdadero guirigay.

En segundo lugar (y al parecer menos importante) se le encomendó la gobernación de una institución , la Generalitat, que administra más competencias y recursos que los länder germanos. Del fracaso en este asunto se van conociendo datos en forma de números, manifestaciones de protestas, debacle en el propio gobierno, reivindicaciones, asuntos pendientes de resolver y fracasos diplomáticos.

Los que antaño fueron ejemplo hoy son espanto.

Nos meteremos en la piel de una persona que contempla su propio fracaso. ¿No es plausible suponer que desea el final de esa pesadilla interminable? Si las instituciones del Estado al que pertenecen deciden aplicar el 155, el final será una bendición y el pegamento que haga volver a la casa común a los separatistas que hoy huyen de él y del vecino de Waterloo, que entre las brumas belgas, parece ajeno al ruido del dolor de tantas personas.

Sí, una extraña alianza de intereses.

Adán puso la guinda.

-Torra debería jubilar a los mossos y vestir con sus uniformes a los bárbaros de los CDR. Seguro que sus “caganet” serían tendencia en los mercadillos de las fiestas de este año.

Queda dicho.

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