El Estado del Municipio...ea

El alcalde tuitero, obsesionado en discutir a través de las redes sociales con todo el que se le pone por delante, el cual además no contribuyente a las arcas municipales permitiéndose el lujo de ni siquiera estar empadronado en Cuenca, inició su intervención con un amplio “y tú más”, repasando el pasado negro heredado para ir preparando su exposición de supuestos logros de gestión en los dos años de gobierno.

En un acto caciquil y oscuro, el alcalde decidió que el pleno no durara más de dos horas. Mal, muy mal, máxime si en los plenos ordinarios nos tienen acostumbrados a más de las ocho horas reglamentadas ¿cómo es posible que para asunto tan importante lo pretenda ventilar en poco más de dos? La conclusión que puede extraer el lector es que el asunto no era importante ni para el alcalde ni para los “populares”, más bien era puro trámite obligado.

Todos estos condicionantes del primer edil nos llevaron a una pantomima de debate a la que contribuyeron los que dicen ser oposición, a saber: PSOE, Ciudadanos e IU-Ganemos (o Podemos, que para el caso es lo mismo).

Todos los grupos presos de sus particularidades no estuvieron al altura de las circunstancias. Unos, los socialistas, no han digerido aún el tener el grupo descabezado de liderazgo, tras la huida de Ávila, y la peculiar situación de una media liberación bicéfala y floja y una portavocía a tiempo muy parcial. Así es difícil convencer si uno no está convencido.

IU-Ganemos (o Podemos, que para el caso es lo mismo), que obtuvieron un inesperado buen resultado en las municipales, no han sabido posicionarse más allá de culpar al PP y PSOE de los males del mundo mundial, repiten una y otra vez discursos caducos, posturas trasnochadas y consignas no evolucionadas ante una situación que les debería de ser muy favorables, eso sin olvidar que impidieron por una cerrazón ancestral contra los socialistas un gobierno de consenso y de progreso, pues fueron, con su actitud y su voto, los que permitieron al PP volver a dirigir esta ciudad. Quizá el motivo fuese que se encuentran más cómodos en esa postura que trabajando por el bienestar de los ciudadanos.

De la formación naranja ya se sabe todo, con su posición de perfil fueron cómplices necesarios para aupar a Mariscal a la alcaldía con un supuesto compromiso bajo firma, que a pesar de ser incumplido sistemáticamente por el PP, lo más que dejan escapar son pequeños tirones de orejas al alcalde en una mímesis de lo que hacen sus mayores con Rajoy.

Y con estas cartas llegamos al citado debate que no sirvió para nada porque de nada real se habló, pero que si miramos para delante la situación es peor, no es nada halagüeña; con el bajo perfil que hay en los 25 ediles ¿qué se puede hacer? ¿qué podemos esperar los conquenses? Pues nada. Por un lado, no es de extrañar que el alcalde, que en otros tiempos pensó tirar la toalla y buscar nuevos horizontes políticos en la Corte, ahora se encuentre cómodo y tome a guasa una im-posible moción de censura, que por mucho que se empeñe Gómez del Moral de anunciar o adelantar con la boca pequeña, tendría el mismo efecto que la de Iglesias Turrion a Rajoy.

Mariscal se sabe amortizado por su partido y ve con desazón que de la mano de Prieto pasea con profusión su más que posible sustituta, solo le queda aguantar y ver pasar el tiempo. Los socialistas enfrascados en profundos cambios elegirán a su candidato a través del procedimiento abierto de primarias, con un resultado y efecto muy incierto.

IU se teme lo peor y pronostica su propia desaparición perdiendo la representación municipal (si sólo fuese esta...) Ciudadanos, hartos de estar hartos ya se cansan y dimiten de portavoces pero siguen ejerciendo, se pierden en las instituciones pero no en sus mensajes y con resignación esperan el final de la legislatura a ver qué les depara, y mientras…

¡Ea! Que decimos los conquenses…