"Una denodada tarea"

El que no son no precisamente los actuales los mejores tiempos para la profesión periodística es algo más que innegable –desaparición de cabeceras, precariedad laboral, desconcierto ante el papel de los medios tradicionales en la vorágine de internet y las nuevas tecnologías comunicativas– como no hace tanto resaltaba, refiriéndose en concreto a nuestro país pero dentro de un panorama más que general, el vicepresidente primero de la Fape, la Federación de Asociaciones de la Prensa de España, Aurelio Martín, que no dudaba en esbozar un alarmante cuadro en el que la reciente crisis económica, la adaptación de los medios a ese tsunami digital, la deriva bajista de la publicidad y de circulación en el caso del papel y el acaparamiento de la misma por parte de Google y Facebook en el espectro digital, eran factores desequilibrantes sin que a la situación fueran tampoco precisamente ajenas la desbocada desinformación que pulula en las redes sociales o la práctica desaparición de los editores, una confluencia de factores que vendrían a colocar al sector de los medios tanto en España como, en general, en el mundo, con escasas excepciones, en una situación en la que “sobrevivir ya es un éxito”. Pues si tal es la situación a nivel general y global, ya me dirán si no es tarea más que complicada la de quienes pelean cada día a brazo partido por mantener viva la información más cercana, la local; la de quienes afrontan la dura y más que difícil labor de, a como sea, mantener viva –¿por cuánto tiempo podrán?– la información de proximidad, la información local, especialmente, como bien hemos podido constatar por estos nuestros lares, la realizada sobre el tradicional soporte del papel. Y si bien es también cierto que hay quienes vienen señalando que la reconversión tecnológica fruto del desembarco del modelo digital podría favorecer especialmente al periodismo local –algún estudio, como por ejemplo el análisis cuantitativo del mapa de los cibermedios de España en 2018 presentado en el XXIV Congreso de la Sociedad Española de Periodística, habla incluso de que los medios locales o hiperlocales serían los que más han crecido en la última década– la verdad es que hoy por hoy, al menos así parece indicárnoslo por aquí nuestra reciente historia, la tarea del periodista local que a la ya nada fácil circunstancia que para su labor ha supuesto siempre su implicación en la vida cotidiana de la sociedad a la que sirven, mucho mayor desde luego, debido a su propia cercanía personal tanto a lo que cuenta como a los que se lo cuenta, que la de los profesionales que la desarrollan en la información nacional o internacional, une esa misma precariedad general del sector pero especialmente acentuada, díganme si no les parece –a mí desde luego sí– un hacer, el suyo, no sé si casi heroico, pero desde luego, vaya que no, una denodada tarea cotidiana. Aplauso por ello para esos premios instituidos por nuestra Asociación de la Prensa, la de Cuenca, y que este año cumplen estos días su tercera convocatoria, para destacar a quienes, aquí, a nuestro mismo lado, se curran el oficio, pero que a modo –gracias por ello– a cada hora de cada día.