Un centenario

Durante aproximadamente diez años, desde 1750 o algún año antes y hasta 1760, el arquitecto José Martín de Aldehuela residió y trabajó en Cuenca a la que había sido llamado para continuar la iglesia de San Felipe Neri y en la ciudad –fue maestro mayor de la diócesis y el encargado de realizar la renovación de las iglesias dañadas durante la Guerra de Sucesión– dejaría más que importante huella con realizaciones como por ejemplo las llevadas a cabo en la iglesia de la Virgen de la Luz, de la Concepción Franciscana, el Oratorio de San Felipe Neri, la iglesia del Hospital de Santiago, distintos trabajos en la catedral y las fachadas del Convento de San Pablo y de la ermita de la Virgen de las Angustias, amén de sus realizaciones en distintas localidades de la provincia: la iglesia del Convento de San Miguel de las Victorias en Priego, la iglesia de Castillo de Garcimuñoz o las parroquias de Paracuellos y de Cólliga.

En la ciudad recibió, en 1753, la visita de Ventura Rodríguez, con sus proyectos para la catedral, y en la ciudad, además, contrajo por dos veces matrimonio, la primera con María Antonia Esteban, con la que tuvo cuatro hijos, y la segunda, tras el fallecimiento de aquélla, con la turolense María Antonia Conejos, y en uno de sus colegios mantuvo a uno de sus vástagos hasta su ordenación como sacerdote.

Pues bien, de Martín de Aldehuela, andamos este año cumpliendo el tercer centenario de su muerte –aunque se discute la de 1719 como fecha dando la alternativa de 1724–, una conmemoración que, por fortuna, no está pasando desapercibida: ya el pasado febrero, organizadas por la Asociación de Amigos de la Biblioteca Pública Fermín Caballero, tuvieron lugar en ésta sendas conferencias en torno a su época, su figura y su obra dictadas por José Luis García, José María Rodríguez y Ana María López de Atalaya, y desde este miércoles el vestíbulo del edificio acoge una exposición bibliográfica que, usando sus propios fondos, reúne publicaciones en torno al barroco, el siglo XVIII en Cuenca, los edificios en los que intervino el propio Martín de Aldehuela, personajes de su época y libros editados en la segunda mitad del siglo XVIII, exposición que en tanto dure –permanecerá hasta el 5 de abril– ofrece además, cada miércoles, una visita guiada a lo en ella expuesto. Item más: los Amigos de la Biblioteca también han convocado un concurso fotográfico, abierto tanto a profesionales como aficionados, con el arquitecto y su obra conquense como temática, y cuyo plazo de presentación de obras se abrió el día 5 y durará hasta el próximo 24.

Bien por cuantos han promovido y participan en este programa que ojalá tuviera como provechoso beneficio colateral la introducción en la agenda turística conquense de las realizaciones tanto de Aldehuela como del resto del Barroco conquense que sin duda ha venido siendo el gran olvidado de una oferta cultural demasiado constreñida por la rutina y, a veces, cabe pensar que por la pereza de quienes la han diseñado. ¿Qué tal si nos decidimos a ir incluyendo en ella tantos otros valores que sin duda la harían más amplia y atractiva? Lo mismo no es tan difícil y tan sólo hay que tener ganas de ponerse a ello.