A la busca de mecenazgos

Junto a la singular oferta plástica del Museo de Arte Abstracto la Semana de Música Religiosa ha sido, desde que en aquel 17 de abril de 1962, en la apresuradamente remozada iglesia de San Miguel, echara a andar con la actuación del Coro Nacional de Radio Nacional de España bajo la dirección de Alberto Blancafort, el otro gran emblema de la oferta cultural conquense merced a una continuada trayectoria que incluso llegó a convertirla en sus mejores momentos en referencia de la propia vida musical española contemporánea: junto a la valiosa aportación representada por el acercamiento a determinados corpus creativos, la conmemoración de autores o acontecimientos y aniversarios o la recuperación de composiciones, fue sin duda decisiva para ello una mantenida política de obras de encargo que cabría decir que integró en su lista a casi el cuadro de honor entero de la composición contemporánea española, aportación complementada con la nutrida serie de estrenos o incluso la presentación de obras especialmente a ella dedicada. Mimarla como la joya que es y cuidar que se sitúe a la altura de sus mejores momentos debe ser por tanto objetivo primordial de la gestión cultural tanto conquense como castellano-manchega; resultan por ello esperanzadoras las recientes declaraciones del consejero autonómico de Educación, Cultura y Deporte Ángel Felpeto señalando que confía en que la situación financiera del festival se haya normalizado cara a su próxima edición, la quincuagésimo octava ya, y “podamos decir que no debemos nada”. El consejero, que además ostenta en estos momentos la presidencia del propio Patronato que rige la celebración, puntualizaba a este respecto que en próximas fechas este organismo se reunirá para dar cuenta de esa normalización aunque también señalaba que si bien todas las instituciones que lo integran –el consorcio de la ciudad, el ayuntamiento, la diputación provincial, el Inaem del ministerio de Cultura, la fundación Globalcaja Cuenca, el obispado y la propia Junta de Comunidades– se han comprometido a mantener sus aportaciones actuales aún “hay una deuda histórica que hay que resolver”, un evidente problema para cuya resolución indicaba que se estaría trabajando en la búsqueda de mecenazgos privados que, aparte del ya existente de la citada fundación, contribuyeran a solucionarlo; un asunto, añadía, que precisamente había tenido ocasión de abordar en su reciente reunión con el titular ministerial de Cultura. Pues a ver si –crucemos los dedos– no nos salen rana esas gestiones y conseguimos esos apoyos económicos que despejen el panorama de una manifestación que hay que conseguir no sólo conservar como oro en paño sino –venga, seamos optimistas– potenciar. Por cierto que no vendría nada mal, ya que al ministerio nos acabamos de referir, que acabáramos teniendo de una vez esa Ley de Mecenazgo de ámbito estatal verdaderamente adaptada a los tiempos que este país necesita y nunca acaba de tener, en tanto, por otra parte, tampoco que por estos nuestros castellano-manchegos lares consiguiéramos que las fuerzas políticas retomasen a su vez el diálogo cara al proyecto de ley a nivel regional que no consiguió despegar el pasado junio