Bienvenido Bill Viola
No es un error dar la bienvenida a quien se acaba de marchar. La exposición del artista neoyorquino acaba su tiempo en Cuenca, desde mediados de octubre a finales de febrero ha estado entre nosotros con las dieciséis obras que comprenden el título de “Vía mística”.
Debemos los conquenses manifestar nuestra más absoluta gratitud por tener la oportunidad de mostrar la obra a todos los que durante estos más de 100 días han querido acercarse a los espacios expositivos dispuestos para ello.
Estos acontecimientos culturales no se producen por casualidad, es consecuencia del trabajo de muchas personas e instituciones que han puesto su mayor conocimiento y medios para que Cuenca vuelva a estar en la vanguardia de la ola cultural, esta ciudad que fue refugio y albergue de los más importantes artistas contemporáneos de arte abstracto ha mantenido durante cuarenta años el museo más pequeño entre los grandes de esa parcela artística y un movimiento cultural con muchos altibajos.
Las instituciones han demostrado un desigual interés por favorecer la celebración de estos eventos que tanto beneficio suponen para una ciudad que necesita muchos ítems para salir de su letargo.
Así la JCCM se muestra dispuesta a tomar decisiones e iniciativas que revitalicen el turismo a través de propuestas culturales de categoría internacional y en poco tiempo ha propiciado dos singulares e importantes exposiciones temporales que han traído a Cuenca un importante número de visitantes. No es cuestión de poner medallas, de perdernos en datos o cuantificar los beneficios económicos, pero si es necesario y de justicia reconocer méritos y deméritos
Por el contrario el Excmo. Ayuntamiento de Cuenca ha tenido una actitud de colaboración justa y diplomática, ha cedido espacios y puesto a disposición los medios imprescindibles sin mucho convencimiento.
A lo largo del tiempo de exposición ha evitado difundir entre los conquenses nada que pudiera incrementar el número de visitantes y no me extrañaría que en los cajones de la alcaldía y concejalías hayan podido quedar entradas sin repartir que entre colectivos vecinales, colegios, asociaciones deportivas, centros de mayores o cualquier colectivo hubieran agradecido un detalle del alcalde.
Ai Weiwei, Bill Viola, han traído a Cuenca visitantes que aprovecharon para conocer la ciudad, quedaron admirados de sus rincones, patrimonio monumental, espacios de naturaleza únicos… y un plus cultural.
Los hosteleros de la zona, el sector en general, se muestran todos satisfechos, los más estrechos de miras, casposos y provincianos ponen pegas y objeciones, en esto también quieren que Cuenca sea única.
Cuando estas líneas se publiquen espero que por fin el convenio para la cesión de la casa Museo Zavala que contendrá por un tiempo la colección de Roberto Polo esté firmado y asumido por las partes. Otro importante acontecimiento cultural digno y acorde con una ciudad que tiene todas las posibilidades de volver a ser lo que nunca debió perder… a pesar de algunos.
