AVE

Mucho están dando que hablar las nuevas tarifas Avant en la línea de AVE Cuenca-Madrid puestas en marcha por Renfe. Porque, tras más de un año de espera desde que el anterior gobierno decretó el trazado de especial interés público, las ofertas han desilusionado a los usuarios, actuales o potenciales, de la línea, que ante la escasez de oportunidades laborales estarían dispuestos a trabajar en Madrid pero no a dejar de vivir en Cuenca.

La verdad es que es injusto que haya trenes que partan a las seis y media de la mañana de Madrid en dirección Cuenca pero los de Cuenca-Madrid no empiecen su servicio hasta una hora después. Esto permite a los madrileños residir en la capital de España y trabajar en Cuenca: aquí tienen la nómina pero el dinero se lo gastan, mayoritariamente, fuera. Pero los conquenses, en cambio, no lo tienen tan fácil para hacer lo propio. Un perjuicio para nuestra economía más grave de lo que pueda parecer, que, unido a lo caras que para el bolsillo medio son las tarifas de los trenes entre Cuenca y la capital del España, hace que esta infraestructura, que se supone que iba a ser la panacea y contribuir a triplicar la población, se haya quedado en una infraestructura para privilegiados. Los demás, menos mal que tenemos la autovía.