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Heladería Remo: Más de 30 años refrescando los veranos conquenses

Heladería Remo: Más de 30 años refrescando los veranos conquenses
12/07/2017 - N. Lozano

El primer helado artesano que pudieron degustar los conquenses en su ciudad tiene su sello

Fue en 1983 cuando la mujer y el cuñado de Luis Miguel Andrés, ahora también al frente del negocio, abrieron esta mítica heladería en Carretería que lleva refrescando los veranos de generaciones y generaciones.
 
Durante estos 34 años, la Heladería Remo ha ido evolucionando y adaptándose a los tiempos, aunque sin perder su esencia y conservando todo su saber y sabor tradicional. Según explica Andrés, antes fabricaban solo 24 sabores y ahora 48. Recetas propias que elaboran a diario cada mañana temprano “porque queremos que el producto salga fresco” y que como ingredientes principales, más allá de la leche o el azúcar, llevan “mucho tiempo, cariño y paciencia”. 
 
“Tenemos los sabores tradicionales, pero también hemos ido creando otros más novedosos y propios, como la Crema Remo, siempre a base de ir probando”, explica.
 
Su cuñado, por ejemplo, pasa días y días en invierno ideando recetas y haciendo pruebas con el fin de innovar y crear nuevos helados cada temporada. Aunque quien mejor paladar tiene de esta familia de heladeros es la mujer de Luis Miguel, Teresa Medrano. “Si a ella le gusta, no falla, confiamos plenamente en su criterio”.
 
Con todo, la gente sigue decantándose por los sabores clásicos, como la vainilla, el chocolate, la fresa o la nata. Eso sí, mientras que antes se comían más en cucurucho, ahora el público prefiere las tarrinas. 
“Quien más nos ayuda a la hora de saber lo que funciona y lo que no son nuestros clientes, el público es soberano”, señala. 
 
Este negocio también tiene en cuenta las modas, como la de los helados de yogur, que incorporó hace cuatro años a su carta, y, por supuesto, ha adaptado algunos de sus productos para aquellas personas con alergias u otros problemas alimentarios. 
 
Luis Miguel Andrés reconoce que es un trabajo muy sacrificado. “En Cuenca el verano es muy corto y este negocio hay que planteárselo como un complemento. Todos tenemos otras actividades porque de esto no se vive todo el año”. Y es que la heladería abre desde mediados de marzo hasta el Puente de los Santos en noviembre. “Una vez que empieza a hacerse de noche a las cinco y media de la tarde ya no se vende nada. Nosotros dependemos del tiempo y hay temporadas que se  puede alargar unos días, pero poco más”.
 
Aun así, le gusta el oficio, un entusiasmo que parecen haber heredado sus hijos, por lo que espera que Remo siga abriendo sus puertas muchos veranos más.  Además, pesa mucho el componente sentimental. “Para mi mujer y mi cuñado este establecimiento es su vida, ellos empezaron aquí con tan solo 15 y 17 años”.
 
Para esta familia es un orgullo ser un referente veraniego para muchas familias y ser la heladería más antigua de la capital. Como dice Luis Miguel: “En Cuenca, si te quieres comer un buen helado artesano, sabes donde tienes que ir”.