DIPUTACIÓN FERIA DEL LIBRO
Más entrevistas: Olivia del Saz Ortega Jairo Cárcaba José María Albareda Jorge Sánchez Albendea Andoni Sierra Ron Darío Dolz Julián Recuenco Araceli Cuerda Alejandro Moya Mabel Lozano

"Hay que dar confianza y que te la den a ti para sacar lo que la persona tiene dentro”

Esta fotógrafa expone en el Centro Aguirre una treintena de retratos de diez residentes en Cuenca procedentes de distintos países, entre ellos Jennifer Morter y Keiko Mataki
22/07/2018 - Gorka Díez

Aunque sobre todo es conocida por ser propietaria, junto a su hermano, de la Inmobiliaria Vieco, a María José Vieco le mueve una pasión bien distinta: la fotografía. Su primera réflex y su primera ampliadora las compró con 19 años mientras cursaba la carrera de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Madrid y desde que se licenció no ha parado de acudir a cursos de fotografía y revelado ni de ir acompañada de su primera y sucesivas cámaras por todas las casas donde ha vivido.

“Siempre he tenido como una vena artística. Cuando era más joven era más de pintar pero luego se me fue todo a la fotografía. Es mi forma de expresión, con la que he probado todos los campos, como la fotografía urbana y de paisaje o la de moda, aunque lo que cada vez me gusta más es el retrato de estudio”.

Fruto de su constante dedicación a la fotografía ha formado parte de numerosas exposiciones colectivas, sobre todo en Cuenca pero también en Madrid o Milán, y ganado certámenes como el Primer Premio de Fotografía Artística Activa Mutua (2002). Y ahora da un paso más al inaugurar su primera muestra individual en el Centro Aguirre, ‘Entre culturas’, incluida en el ciclo Días de Arte Conquense y abierta al público por las mañanas hasta el 31 de agosto.

En ella reúne una treintena de retratos de una decena de residentes en Cuenca pero procedentes de nueve países (México, Argentina, Armenia, Senegal, Bulgaria, Japón, Canadá, Colombia y Pakistán), personas todas ellas que viven “manteniendo su identidad al tiempo que han asimilado algunas de nuestras costumbres”.

Los modelos visten trajes típicos de sus países, muy coloridos, y algunos también muestran objetos representativos de sus culturas, reflejando la interculturalidad que hay en España. “Solo en Cuenca el 12 por ciento de la población es inmigrante, lo cual es mucho, y su integración supone un reconocimiento mutuo”, considera esta secretaria y miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Fotógrafos de Cuenca (Afocu).

Detrás de esta exposición hay un largo trabajo. “Investigué costumbres y tradiciones de sus tierras y me vi documentales de todos los países. Y ellos investigaron por su lado y me contaban lo que les gustaría presentar, aquello de lo que más se acordaban o más echaban de menos”.

Luego hubo muchas sesiones en el estudio de Vieco, Photogenia, que tenían que celebrarse una vez terminada la jornada laboral, a partir de las ocho o las nueve de la noche, precedidas de una sesión de maquillaje de unos veinte minutos. Ninguno de los retratados tenía además experiencia como modelo. “Decían que no eran fotogénicos y venían con un poco de miedo, pero conseguimos romper el hielo enseguida. No sé qué tiene el estudio que surge una complicidad entre fotógrafo y fotografiado y a los diez minutos están supercómodos y ha habido sesiones muy divertidas, en las que hemos disfrutado, compartido, reído y aprendido”. De hecho, ‘Entre culturas’ se acompaña de unas pequeñas fotografías sobre el making off donde se puede comprobar el buen ambiente.

El truco para hacer una buena fotografía, cuenta Vieco, está en “dar confianza y que te la den a ti para sacar un poco lo que la persona tiene dentro, y que salgan retratos un poco psicológicos, que te digan algo más de la persona”. Algo que importa más que la herramienta. “Hay fotógrafos de móvil que son buenísimos. Depende de la mirada”.

El mejor regalo posible para Vieco es la respuesta que su exposición ha tenido entre los retratados (Graciela, Margoth, Ricardo, Khafila, Rosa, Iveta, Mohamed, Hira, Jennifer Morter y Keiko Mataki). “Todos están encantados, han subido las fotos a las redes, me muestran su agradecimiento…”

Ahora espera que la muestra guste también al público en general. Es lo único que pide porque entiende que vivir de la fotografía es imposible. “Ya estuve un año y pico haciendo bodas a través de una sociedad limitada que creé. Me gustaba porque intentaba darle un aire diferente, pero vi que no podía dedicarme solo a esto. Pero resulta que desde que cerré el estudio al público, lo disfruto mucho más”.