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“Escribir es desnudarse, pero con un disfraz veneciano”

Love of Lesbian aterriza este viernes en el Auditorio de Cuenca, a las 20:30 horas, con ‘Espejos y espejismos’, un concierto teatralizado con música y títeres
“Escribir es desnudarse, pero con  un disfraz veneciano”
Foto: Iván Gil
21/03/2019 - Dolo Cambronero

Confiesa que algunas canciones de Love of Lesbian son casi un ejercicio de “pornografía emocional”. Pero se siente agradecido porque sabe que va a querer seguir tocándolas dentro de unos años. Aunque en Espejos y espejismos Santi Balmés (Sant Vicenç dels Horts, Barcelona, 1970) y su banda se alejan de esos grandes éxitos y sacan su lado más poético.

El grupo llega al Auditorio de Cuenca este viernes 22 de marzo, a las 20:30 horas, con este concierto teatralizado, en el que música, títeres y sombras chinas se dan la mano. Guillem Albà firma la puesta en escena.

¿Qué es ‘Espejos y espejismos’?

Un tipo de concierto al que el fan de Love of Lesbian no está acostumbrado. Es un concierto teatralizado mucho más poético que de costumbre. Incidimos en la parte más sutil, delicada... Es para gozarlo con la vista y los oídos. Puede que algunas canciones no te las sepas porque no es un concierto de hits. Pero la gente ha acabado en pie en todas las actuaciones.

¿Cómo surgió la idea?

Estábamos un poco aburridos de tener que ofrecer más y más espectáculo como el que se presupone que tiene que presentar un grupo de pop. Más confeti y todas estas mandangas que caracterizan a las bandas de nuestro estilo en festivales. Y teníamos ganas de volver a la raíz, de mostrar una cara más poliédrica. Estábamos empezando a aburrirnos y, como en el sexo, hay que cambiar de postura. Necesitábamos vernos de una manera diferente. Casi era algo egoísta. Como la mayoría de cosas, salen para el placer propio y luego para el de los demás. Pero partía de no estancarse.

¿Cómo llevan los espectadores lo de ver un concierto de Love of Lesbian sentados?

Antes de Espejos y espejismos, cada vez que habíamos tocado en un teatro, intentábamos hacerlo de una manera más calmada pero no conseguíamos ese efecto porque, a la segunda canción, la gente ya estaba en pie. Entonces, vimos que teníamos que cambiar el repertorio. Ahora sí lo llevan bien porque entienden que es un espectáculo para ver con tranquilidad y dejarse llevar por la parte más niña. A partir de ahí todo funciona. A la segunda canción, la gente entiende que está ante algo radicalmente diferente. Siempre puede haber alguien a quien no le guste porque espera Club de fans de John Boy. Pero es necesario mostrar que en el pop se pueden hacer otras cosas. El público sale muy estimulado, diciendo que es uno de los momentos más bellos que han vivido.

¿Qué aporta tocar en teatros frente a los festivales y grandes escenarios?

Es una manera de hacer las cosas más calmada. Te permites un discurso mucho menos frenético al que estamos acostumbrados. Puedes comunicar mucho más con menos. La poesía queda en primera línea. Tanto la poesía visual como la de las canciones es el hilo vertebrador de todo, más que la energía, el desparrame... que no quiere decir que estemos cansados de ello. Hacer un quiebro en el camino es muy oxigenante para todos.

¿Cómo ha cambiado la banda en estos 20 años de andadura?

Han cambiado muchas cosas. Ahora pensamos en la banda como un ente transatlántico. Cuando empezamos, nunca hubiéramos pensado que llegaríamos a cruzar el Atlántico y tocar en otros países, que es lo que estamos haciendo y lo que vamos a potenciar. Intentamos plantearnos nuevos estímulos para estar siempre despiertos y pendientes de lo que está sucediendo e intentar integrarlo en nuestro discurso de la manera más elegante posible. Cuando pensamos en sacar un disco, pensamos en México, en EEUU... Hemos visto que nuestra música funciona en otros lados y eso marca un antes y un después en la carrera de la banda.

"Siempre he pensado que la fantasía forma parte de tu biografía. Si lo has imaginado, también es parte de ti. No sé separar la realidad de la ficción"

¿Y cómo ha cambiado Santi Balmés?

En lo que no he cambiado es en la inseguridad. Cada vez me siento más inseguro. Quizás porque cada vez tienes que plantearte un disco que supere al anterior y tienes más gente que te está observando. Aislarte de esta supuesta presión que tienes es complicado. No sé si he cambiado para mejor... Pero sí tengo la tranquilidad de que hay una colección de canciones que dentro de diez años me va a seguir apeteciendo tocar. Y eso ya es mucho. Estoy muy agradecido.

¿Cuáles serían esas canciones?

No creo que me canse de Allí donde solíamos gritar, Oniria e insomnia, El poeta Halley, Los males pasajeros o Domingo astromántico. Hay una parte de ellas vigente y, cuando se hicieron, fue un arranque de sinceridad. Casi me da vergüenza por pornografía emocional pero me gusta el resultado.

Ha escrito varios libros. ¿También se desnuda en ellos?

Es desnudarse pero al tiempo ponerse un disfraz veneciano. Hay mucha fantasía aunque siempre he pensado que forma parte de tu biografía. Si lo has imaginado, también es parte de ti. No sé separar la realidad de la ficción. No me importa si se mezclan o no.

¿Cómo es la vida del músico?

Es lo contrario a la vida de una persona normal. El lunes y el martes son su sábado y domingo. Y el miércoles ya empieza toda la vorágine de entrevistas, promociones, montajes... Cuando era pequeño, me quería dedicar a esto porque pensaba que curraban muy poco... ¡Menudo error cometí! [Risas] Pero es una vida aburrida en realidad. Es la vida en espera. Esperar en un tren, en taxis, en un aeropuerto... Para el tiempo que estás tocando... la proporción es muy heavy.

¿Cómo ve el panorama musical español?

Hay diversos ríos que están funcionando bien. Pero me preocupa que la promoción se base más en el efectismo que en la calidad de la música. Y hay una parte veterana de la industria española que ha virado ideológicamente hacia la derecha de manera muy preocupante. Hacia la derecha rancia. No voy a decir nada porque también me estoy haciendo mayor y puede que dentro de diez años, cuando me pregunten de política, gire también hacia el ‘rancismo’. Pero lo que leo de unos cuantos me entristece muchísimo.