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Miguel Ángel de la Torre y Paula Cruz: el reconocimiento de Farcama a la artesanía conquense

Han sido dos de los artesanos de la región distinguidos en la XXXVII edición de Farcama, celebrada en El Centro de Recepción de Turistas ‘Toletvm’, de la capital regional
Miguel Ángel de la Torre y Paula Cruz: el reconocimiento de Farcama a la artesanía conquense
15/10/2017 - M. J.

Miguel Ángel de la Torre, juguetero artesano conquense desde hace 29 años, y la encuadernadora artesana moteña Paula Cruz han sigo dos de los artesanos de la región distinguidos en la XXXVII edición de Farcama, celebrada en El Centro de Recepción de Turistas ‘Toletvm’, de la capital regional.

De la Torre recibía “emocionado y con mucha ilusión” el título de maestro artesano en la especialidad de juguete de madera “porque es la mayor distinción que le puede hacer a un artesano la gente del gremio” y que agradece al sector y a la Dirección General de Artesanía y Turismo.

Reconocido en el año 2015, y en el mismo escenario, con el premio a toda su trayectoria, por sus manos han pasado desde trenes de carga y de viajeros, a camiones, coches, juegos de ingenio, tractores, perchas, espejos, balancines y así hasta más de sesenta modelos elaborados con madera de pino laricio, “muy noble para trabajar”, pero también con madera de haya o roble.

Este carpintero y tornero, que también trabaja en escenografías teatrales, obtuvo el carnet oficial allá por 1988 y recuerda sus inicios en este mundo profesional de la mano del “gran maestro de maestros” Pedro Molina, que fue quien le “indujo a hacer juguetes de madera” una vez se sacó al título de FP de primer grado en el actual Pedro Mercedes.

Después pasó por muchos talleres de carpintería de la ciudad “porque quería aprender más cosas” y volcar todo lo aprendido en su taller y en los cursos en escuelas taller y talleres en vivo que ha realizado.

“No vengo de familia de carpinteros”, admite, para, a continuación, reconocer que ya en octavo de EGB, en las clases de tecnología se dio cuenta de que este iba a ser su oficio.

Un oficio que también ha acusado la crisis, aunque juguetes como sus coches en pequeño formato o tradicionales como la carraca “tenían mucha salida y se siguen vendiendo”.

Asegura que, al terminar una pieza, “te gustan todas, pero cuando más alegría te da es cuando la gente valora tu trabajo”. “Yo diseño, produzco, vendo en ferias”, señala, aseverando que esa es la vida del artesano, “los inviernos, en el taller y luego ya viene la temporada de ferias y a sacar todo nuestro trabajo”.

También tiene una tienda en el Camino de San Isidro, que abre los fines de semana “y cuando no hay ferias”, dice, sabedor de que, al final, “la tenacidad y constancia y el oficio hace que salgas adelante de una forma o de otra”.

Una filosofía que comparte con Paula Cruz, encuadernadora artesanal de Mota del Cuervo que recogía la Placa al Mérito Artesano con “grata sorpresa, porque significa que se acuerdan de ti y valoran tu trabajo”.

En la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales estudió la especialidad de Conservación y Restauración de Documentos Gráficos y en 1995 consiguió el carnet de encuadernadora artesanal.

La también responsable desde 2007 de la empresa Papel Antiguo, cuenta que, aunque desde siempre se ha dedicado a encuadernar, en sus comienzos “restauraba documentos, libros y todo tipo de trabajos en soporte papel, cartón o piel”. “Muchas veces el libro venía en tal mal estado de encuadernación que tenía que hacer una réplica”.

En sus treinta años de carrera ha trabajado en varios museos, para diversas instituciones y particulares. “Lo más antiguo que he restaurado fueron unos pergaminos de 1215 de la Colegiata de Talavera”, detalla, señalando como otro de sus últimos trabajos importantes la restauración de 69 cartas manuscritas de Felipe II custodiadas en el Archivo Ducal de Medinaceli.

No obstante, también recuerda con cariño la recuperación “del libro antiguo del colegio que te trae un nieto para regalárselo por Navidad a sus abuelos” o la limpieza de los 4.500 libros de la biblioteca del Museo Cerralvo de Madrid.

A la mente también le vienen los años en que, cual “Willy Fog, llevaba veinte archivos eclesiásticos en rueda por toda la región” así como las copias de la encuadernación que ha realizado de los libros expuestos en la Sala Del Real Gabinete del Museo de Ciencias Naturales. Entre ellos, el Linneo, “un botánico alemán que es tan valioso que, cuando se expone fuera, no sale el original”.

Cruz se muestra “orgullosa” de poder haberse dedicado a cultivar su pasión creativa a través de este tipo de trabajos hasta que hace apenas dos meses le concedieron la incapacidad por enfermedad.

“Ahora no puedo trabajar, pero me he inventado un blog en el que escribo sobre mi historia con el cáncer y que ya tiene 95.000 visitas”, afirma orgullosa, remarcando que esta distinción, la primera de su carrera, le “llega después de este año tan difícil”, por lo que “es un premio a todo este esfuerzo”.

Mirando al futuro

Tanto para Miguel Ángel como para Paula, “el mejor premio es trabajar en lo que te gusta”. Por ello miran adelante con cierta preocupación, dado que el sector artesano no tiene aún el futuro asegurado.

A este respecto, la moteña lamenta que la encuadernación “no tiene mucho futuro en esta época en la que todos vamos a lo más barato”.

“Al fin y al cabo, la encuadernación se creó para guardar el cuerpo del libro y ahora ya está repartido por cualquier sitio, menos en la encuadernación”, resuelve, para, a continuación, poner de manifiesto cómo, mientras “antes había más personas a las que les gustaba el libro en papel y la encuadernación”, en la era de Internet y las redes sociales la gente ya lee en la pantalla “y le da igual el resto”.

Por su parte, De la Torre confiesa que este título le “anima más a seguir y con más ganas”, pero cree que “va siendo hora de plantearse ir creando una escuela para que el juguete siga activo”, puesto que en Castilla-La Mancha es de los últimos artesanos jugueteros, “si no el último y a nivel nacional estamos diez o así”.

Es por ello que no esconde su deseo de abrir esa escuela para, en el momento en que los alumnos aprendan el oficio, “crear una cooperativa”.