Memoria Colectiva de las gentes y calles de Cuenca

Echar la vista atrás y recuperar para las generaciones presentes y venideras cómo era la Cuenca del pasado siglo, las gentes que la poblaban, sus calles, sus edificios, sus barrios, es lo que se propone el proyecto ‘Memoria colectiva’ puesto en marcha por la biblioteca municipal con el ánimo no de recopilar la historia de la ciudad desde un punto de vista académico, sino humano, a través de los recuerdos de personas individuales y de fotografías.

El periodo en el que se está trabajando va de los años veinte hasta en torno a los ochenta del pasado siglo, un periodo del que se dispone de abundante material gráfico y un tiempo con respecto al cual la ciudad ha cambiado en múltiples aspectos con el desarrollo y la urbanización de nuevos espacios o la construcción de viviendas y de carreteras.

“Queremos recoger una historia de Cuenca relativamente reciente, pero que se está perdiendo en parte, para que no se pierda nunca”, apunta Olga Muñoz, directora de la biblioteca municipal, quien valora el contenido fotográfico que se ha seleccionado hasta la fecha, en torno a 500 fotografías en blanco y negro algunas de las cuales acompañan este reportaje y que se pueden ver íntegramente a través de una página web (http://memoriadecuenca.wordpress.com/). Muestran una Cuenca que puede sorprender a los nacidos a partir de los años setenta, y ya ni qué decir a los jóvenes de ahora.

“En las fotos vemos una Cuenca con muy pocos coches, una Carretería por ejemplo más bonita, con edificios más señoriales, más diáfana, aunque también un Casco Antiguo con barrios destrozados, como San Martín o San Miguel, en los que se ha trabajado mucho para recuperarlos”, comenta.

Y destaca, también, una Fermín Caballero “irreconocible, un paseo con árboles y casas de dos y tres plantas que no tiene nada que ver con lo que es ahora”, lo mismo que el modo de vestir de algunas gentes, “tapadísimas”, y el uso por ejemplo de burros para subir al Casco Antiguo.

Las fotografías han sido obtenidas, mayormente, del archivo municipal, pues el Ayuntamiento encargaba realizar fotos en fiestas e inauguraciones, editaba postales o recibía donaciones por parte de fotógrafos. Pero la biblioteca está abierta a que cualquier vecino le haga llegar al Centro Aguirre sus fotos: estas se incorporarán al proyecto siempre y cuando se considere que son interesantes. Pueden hacerlo a través de internet o personalmente en el Centro Aguirre: los profesionales de la biblioteca se encargarán de escanear la foto y se la devolverán a su dueño de inmediato.

Pero, junto a imágenes, se quiere que ‘Memoria colectiva’ cuente con el testimonio de conquenses que vivieron aquellos tiempos del pasado siglo, para lo que se está entrevistando a expresidentes de asociaciones de vecinos y se espera que lleguen nuevas aportaciones.

“Queremos que las personas mayores nos cuenten cómo vivían cuando eran niños o jóvenes, cómo pasaban el tiempo libre, cómo era el colegio, a qué cine iban, para de esta manera ir reconstruyendo Cuenca a través de la memoria de cada uno, hacer una intrahistoria a través de esas vidas individuales”, apunta Muñoz.

Esta información se clasificará por barrios, y, aunque el objetivo es crecer, de momento ha empezado en dos: Fuente del Oro y San Antón. 

“Cada uno cuenta las cosas de modo muy subjetivo, según él lo recuerda, y eso es también muy interesante. Una persona nos decía que de pequeño vivía en Fuente del Oro, cuando apenas había construcciones, ni tiendas ni nada (iban en caballos a venderles el pan), con lo cual disponían de un gran campo de juego donde los niños se lo pasaban genial. Les fastidiaron cuando se pusieron a construir”.

También, han recordado cómo este barrio disponía de su zona de baño junto al río, en la que no faltaban los chiringuitos. “Lo comparaban con Benidorm”. Los vecinos de Fuente del Oro fueron también los primeros en organizar los carnavales.

En cuanto a San Antón, se trata en cambio de un barrio muy antiguo, de origen medieval, que se fue despoblando mucho en los años sesenta y setenta. “La gente desapareció. Pero empezaron a reconstruirlo en los noventa, con vecinos que se hacían sus casas y que querían cambiar la imagen que tenía el barrio, con el estigma de la marginalidad”. Es este, de hecho, un barrio que en pleno proceso de remodelación a través de los fondos del plan Urbana, que están a punto de volver a llegar.

Aunque, por el momento, en la web se van añadiendo testimonios individuales, la idea es, con el tiempo, ir haciendo resúmenes y enlazar unos testimonios con otros, componiendo con ellos un relato, el relato de Cuenca. 

La idea de poner en marcha este proyecto, cuenta Olga, surgió el pasado año en un encuentro nacional en el que se expusieron varios proyectos de bibliotecas que habían hecho trabajos de similares características en otros puntos del país. Con esto se cumpliría, según Muñoz, el objetivo de las bibliotecas municipales de “prestar atención a lo local, algo que hacemos con nuestro fondo local de libros, pero que ahora queremos reforzar dando un paso más para que toda la información de lo que Cuenca fue, con sus calles y gentes pero también con sus leyendas, sus cuentos, sus refranes, no se pierda”.