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"Como hay tanta música y no te cuesta conseguirla, no se valora"

Pedro José de las Heras, Wada, lidera un nuevo grupo de música conquense: Loko-Motor
"Como hay tanta música y no te cuesta conseguirla, no se valora"
Componentes de Loko-Motor. Foto: Saúl García
15/01/2018 - Gorka Díez

A finales de los ochenta, muchos jóvenes conquenses sin apenas conocimientos musicales, pero con sobrada inquietud, se juntaban en los locales de ensayo y, de forma autodidacta, hicieron emerger una destacada escena de grupos de punk-rock.

Fue en aquel periodo cuando Pedro José de las Heras Valverde (Cuenca, 1974), al que todos conocen como Wada, se inició en la música, formando parte de grupos como Kalibre 12, “totalmente punk, con chavales de 20 años aporreando los instrumentos, porque no teníamos ni idea de tocar”, Lori Maker, “más hard-core melódico” o Tango Luger, banda esta última a la que perteneció durante unos años de residencia en Alicante. “Fueron meses, años, mucho tiempo con unos y con otros, de la batería a la percusión, la guitarra, la mandolina, el ukelele, porque todo lo que me inquieta me lo pongo como reto, y lo saco, y de ahí viene el conocimiento que yo tengo”.

Y ahora, a los 43 años, Wada tiene un nuevo proyecto: Loko-Motor. En él, sin abandonar “mis raíces de punk-rock” evoluciona hacia el rockanroll clásico de los sesenta, el rock progresivo, el bluegrass, la americana, el folk o hasta el swing, una música “con mucha fusión, más clásica que contemporánea, más melancólica que melódica y con tiempos muy lentos, porque por la edad te relajas”.

En las letras, en castellano e inglés, “según va saliendo”, priman “los problemas de cada uno en su vida diaria: cómo te sientes, los palos y alegrías que te da la vida, los amigos, los familiares, las parejas rotas, las parejas hechas…”

A Wada (voz y guitarra) se unen en Loko-Motor Joselillo (contrabajo), Jorge ‘Pirata’ (banyo) y Ernesto (batería). El más joven, Joselillo, tiene 35 años y “mantiene la energía y la contundencia”, mientras que “los más mayores aportamos cosas más tranquilas”. A destacar, por ejemplo, los conocimientos de Ernesto sobre swing, jazz y bluegrass, que les han hecho ampliar horizontes. Prueba de la diversidad del grupo es que quienes les han escuchado han visto en ellos ecos de Arizona Baby, Tom Waits, Johnny Cash, The Doors, Led Zeppelin, Loquillo o Nick Cave, por citar solo algunos.

Tras cerca de dos años en activo, el objetivo, cuenta Wada, es grabar sus primeros temas, un vinilo de cuatro canciones (“como se hacía antes, porque yo soy de la vieja escuela”) de entre las 16 con que ya cuenta su repertorio, y empezar a difundir su obra a través de las redes sociales.

Con respecto a veinte años atrás, ahora existe la posibilidad de llegar a más gente gracias a internet, pero este es también un arma de doble filo. “Como hay tanta música y no te cuesta conseguirla, no se valora. Le das al botón, y una, otra… De la forma que lo coges, lo sueltas. No es como antes que te cogías tu cinta y, si te gustaba, si se te rompía veinte veces, veinte veces la arreglabas. Son otros tiempos”.

Así que de momento no se marcan grandes retos. “Nos juntamos a tocar más por ilusiones que por sueños. Lo que queremos es disfrutar con la música, que es nuestra pasión desde siempre, lo que dure. Y con los pies en el suelo. De jovencillos ya hemos estado metido en cosas más grandes, con la posibilidad de hacer algo más, pero tenías que hacer cosas que no te gustaban, con lo cual dejabas de ser un poco tú mismo. Y también somos conscientes de que destacar es muy difícil: tienes que componer bien, tener muy buen gusto, y mantenerte, que también es lo difícil”.