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Reciclaje

Si unos reciclan pero otros no, ¿el reciclaje sirve?

Los vecinos demandan campañas de concienciación y más contenedores para que aumente esta práctica
Si unos reciclan pero otros no, ¿el reciclaje sirve?
Persona reciclando papel. Foto. S. G..
05/03/2018 - G.D.

Reciclar es una tarea imprescindible para el medio ambiente, pero que conlleva un trabajo en el hogar que no todos llevan a cabo, entre otras cosas por falta de tiempo o por pereza, por falta de conciencia o porque consideran no les va a producir ningún beneficio económico en forma de reducción de tasas u otros impuestos municipales.

En el caso, por ejemplo, del reciclaje de vidrio, los datos invitan al optimismo: Cuenca, con 14,20 kilos por habitante, es la segunda capital de provincia de la región, solo superada por Albacete. Además, según una encuesta realizada por el Ayuntamiento, el 69,82 por ciento de los establecimientos hosteleros de la capital recicla el vidrio. Un porcentaje este último importante que, eso sí, implica que existe más de un 20 por ciento de empresas que no reciclan, una práctica tipificada en la ordenanza municipal de Medio Ambiente con sanciones que alcanzan los 150 euros.

El presidente de los vecinos de Fuente del Oro, Antonio Gómez, se muestra a favor del reciclaje, pero advierte, por ejemplo, de que muchas viviendas no cuentan con espacio suficiente para habilitar cuatro bolsas de basura con sus correspondientes cubos en las que ir dejando los desperdicios que se generan en el hogar.

En la actualidad, considera que lo que para los ciudadanos es más fácil reciclar son las botellas de vidrio y el papel, porque entre otras cosas no es necesario una bolsa para llevarlos al contenedor, pero duda de que esta práctica se haga en un porcentaje alto en el caso del plástico, aunque todo depende del tiempo que cada persona le puede dedicar al hogar. “Unos reciclan, pero otros no, de modo que no se si el reciclaje sirve para mucho, porque además luego hay quien dice que todo va a parar al mismo y sitio y lo mezclan todo”.

En la misma línea, Elena Castillejo, de Las Quinientas, considera que “hay gente que recicla y gente que no”, por lo que cree necesario más campañas de concienciación. También, eso sí, advierte de que en ocasiones no hay muchos contenedores para reciclar, sobre todo de pilas, y que uno puede tener más cerca el verde que los de vidrio o papel, lo que para la gente mayor con problemas de movilidad les lleva a utilizar más el primero.

José Luis Martínez, de San Antón, también lamenta que haya gente que no recicle, porque “aunque solo sea uno de cada 50, con eso ya nos fastidiamos todos”. A su entender, hay así gente que lo tira todo al verde “porque es el contenedor que le pilla más a mano”, e incluso que deja las bolsas fuera por no andar abriendo el contenedor, lo que en ocasiones hace que “vaya un perro, rompa la bolsa y lo desperdigue todo”. A esto añade una queja: la de que el contenedor de vidrio se encuentra en ocasiones a rebosar de botellas.

El sistema de depósito

Gómez considera que, para garantizar un mayor volumen de reciclaje, podría ser más eficaz el denominado sistema de depósito, que en España se daba hasta los años ochenta y algunos países europeos mantienen. A través de él se cobra un plus por las botellas y envases de plástico de un solo uso que se adquieren en los establecimientos que el consumidor vuelve a obtener al depositar el envase. “Esto antiguamente hacía que muchos niños y gente que necesitaba dinero se esmerara en recoger botellas para sacarse algún dinero”, señala.

Existe ahora mismo una campaña de nombre ‘Devolver el Casco 2.0’ puesta en marcha por la Fundación Retorna, próxima a Ecologistas en Acción, que pide la recuperación de aquel sistema. “Volver al hábito de devolver las latas y las botellas a la tienda mediante un depósito de 10 céntimos acabaría con el abandono diario en España de 30 millones de envases de bebidas cada día”, señalan. Añaden que esta práctica se realiza con éxito en más de 40 regiones del mundo y que, entre otras cosas, “evita que cada día muchos de esos envases abandonados acaben en el fondo del mar, ayuda en la lucha contra el cambio climático y promueve una economía circular limpia”.