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Semana Santa 2019

La semana de los 26 misereres

El director del Coro del Conservatorio, Pedro Pablo Morante, explica cómo se preparan – desde hace 35 años – para la semana más especial del año
Fotos: Saúl García
15/04/2019 - Berta López

Miserere… Mei Deus...”. Es uno de los sonidos inconfundibles de nuestra Semana Santa. Uno de esos que el nazareno espera escuchar durante todo el año, que ponen la piel de gallina, que definen la Pasión en la ciudad. Las escaleras de San Felipe Neri en las que el Coro del Conservatorio canta de Martes a Viernes Santo (y, desde el año pasado, también el Sábado de Gloria) escuchan cada Semana de Pasión 26 misereres, 7 stabat maters y tres motetes.

Sus notas forman parte de ese ADN nazareno del que tanto hablamos en Cuenca.

El director del Coro del Conservatorio, Pedro Pablo Morante, explica cómo se preparan – desde hace 35 años – para la semana más especial del año: la semana de los 26 misereres.

“Dos semanas antes de Semana Santa empezamos a ensayar para el Pregón” explica Morante. “Para difundir las obras de Semana Santa y poder trabajarlas con más antelación, las pongo en nuestro ciclo de polifonía religiosa. Y, a pesar de que las conocemos perfectamente, seguimos trabajando en ellas durante toda la semana del Pregón, para que esté todo controlado” precisa. El momento del Pregón es una especie de ensayo general, un momento “de concentración, especialmente este año que cambia de escenario”.

El primer miserere de la Semana Santa es el que escucha San Juan Bautista en El Perdón. El último, el de Cristo Yacente en el Santo Entierro. “Lo que siempre nos decimos entre nosotros es que debemos estar atentos para ver cuándo baja la procesión, para lo que estamos una media hora antes allí” detalla Morante.

La preparación previa, no solo musical sino también organizativa, es fundamental. “Es clave abrigarse bien, porque en las escaleras hace frío y mucho viento. La procesión tarda una hora y cuarto aproximadamente en pasar y al estar parados, hay que abrigarse”, añade.

Además “antes de empezar cada procesión hago una pequeña preparación de la voz, con vocalizaciones y respiraciones”. Al ir llegando los pasos “tenemos unos ejercicios que he enseñado al Coro, una preparación silenciosa que hacemos durante 5 minutos; luego les doy el tono y ya empezamos a cantar” comenta.

Para Morante “el día más complicado es el Viernes, porque tenemos tres actuaciones y muy espaciadas en el tiempo. El cansancio es bastante significativo este día” reconoce, aunque añade: “Se hace muy gratificante”.