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Casas Colgadas

Un restaurante excelente en arquitectura y gastronomía

El ambicioso proyecto de restauración del antiguo mesón de las Casas Colgadas tiene una inversión cercana al millón de euros y aspira a contar con estrellas Michelin
Ilustraciones 3D Arquitectos Redondo Soria
25/02/2019 - M.Gómez

La reforma del mesón de Las Casas Colgadas ya ha iniciado su marcha para convertir el obsoleto espacio en todo un restaurante de vanguardia donde la búsqueda por la excelencia y una línea continuista con el Museo de Arte Abstracto Español, ubicado justo al lado, serán las bases de la configuración y el aspecto del nuevo espacio.

El ambicioso proyecto del Consorcio Ciudad de Cuenca que cuenta con una inversión cercana al millón de euros y plazo de finalización, de no haber incidentes que prorroguen las obras, para julio o agosto de este año finalizarán las mismas.

Además, el consistorio conquense ultima un pliego para sacar a licitación la adjudicación del restaurante para que esté concluido entre este mes y el que viene y así el nuevo establecimiento hostelero pueda abrir sus puertas en enero de 2020.

El canon mínimo que la empresa interesada en gestionar el restaurante tendrá que pagar al Ayuntamiento por acceder al inmueble durante un periodo de 15 años más cuatro prorrogables será de 2.500 euros al mes, 400 más de lo que paga la actual concesionaria del Recreo Peral, también de propiedad municipal, coincidiendo ambos restaurantes en su capacidad, para más de cien comensales.

Al frente del ambicioso proyecto de rehabilitación está una UTE formada por Cemosa y Arquitectos Redondo Soria. Miguel Ángel Redondo, es uno de los encargados de la nueva imagen que tendrá el antiguo mesón.

Tanto para su equipo como para él, este proyecto supone “un gran ejercicio de responsabilidad, como profesional, porque sabemos del inmueble en el que estamos trabajando, su significado internacional y con un museo de referencia anexo, y responsabilidad como conquense, porque conocemos cómo se encuentra nuestra ciudad y todos debemos dar un paso hace el frente y buscar la excelencia en lo que hagamos”, así este arquitecto defiende de manera imprescindible el realizar intervenciones de rigor en el Casco Antiguo “que sean ejemplo de referencia”, por lo que afrontan este proyecto “con la ilusión de aportar nuestro granito de arena para que la ciudad vaya hacia adelante”.

En este sentido, Redondo resalta que “el urbanismo es un testigo de la sociedad que alberga una ciudad en todos los niveles”, así señala que la recuperación de este emblemático espacio puede ayudar a un problema tan transversal como la despoblación, de manera que un edificio como Las Casas Colgadas pasará de ser algo que está sin gestión y que se admira por fuera, a un elemento de la ciudad que marque la diferencia en lo arquitectónico y lo gastronómico, y que tanto los conquense como los visitantes lo vean y disfruten por dentro y por fuera. “Al final es buscar la excelencia en lo que hacemos, un buen ejemplo es el compañero Jesús Segura y su restaurante con esa estrella Michelin, si el Casco Antiguo estuviera completamente rehabilitado, tuviera accesibilidad, los famosos ascensores, viviendas para alquilar, estoy seguro que funcionaría de otra manera”, declara Miguel Ángel.

RETOS ADMINISTRATIVOS Y ARTÍSTICOS

Cuando le preguntamos por los mayores desafíos de esta propuesta, Redondo incide en las barreras administrativas por la catalogación del edificio como bien de interés cultural, “lo que ha hecho que los procesos sean mucho más rigurosos, pero que gracias a la ayuda de todos los agentes intervinientes ha salido adelante”, y al minucioso estilo continuista al que se ha querido dotar al futuro restaurante con respecto al Museo de Arte Abstracto. Así, destaca la creación de nuevos espacios, gracias a una antigua cesión recuperada por el Ayuntamiento, de manera que el restaurante pasa de tener dos espacios (Comedor principal o nueva Sala Negra y Salón privado o Comedor del Rey) a cinco (Sala Blanca, Bodega y Comedor Pétreo). Cada uno cuenta con materiales y detalles que los diferencian respecto a otros espacios y hacen continuos guiños a lugares del museo, obras o a los propios autores como Zóbel, Torner, Manuel Millares, Oteiza, Chillida, entre otros.

También hay que tener en cuenta como la accesibilidad para personas con discapacidad al comedor principal mediante un elevador o la incorporación de una segunda entrada por la Casa de la Sirena. Habrá que esperar para contemplar esta obra de arte que, tal y como indica el propio Miguel Ángel Redondo, “esperamos que sea un gran regalo para Cuenca”.