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Robos

Preocupación en el comercio local por una sucesión de robos

En el último medio año se han producido más de media docena de ataques a escaparates <br />
Imagen del escaparate de Fruterías García tras el robo sufrido el pasado miércoles. Foto: Saúl García
04/03/2018 - G.D.

Empieza a ser preocupante el número de negocios de la capital, tanto del centro como de algunos barrios, que en los últimos meses han sufrido la rotura de una luna o cuya puerta ha sido forzada de madrugada, llevándose los ladrones parte de sus productos a la venta y el dinero –poco– que había en la caja registradora.


El último incidente ocurrió a eso de las tres de la madrugada del miércoles en Reyes Católicos: dos personas encapuchadas reventaron la luna de la tienda Frutas García y se llevaron la caja registradora, que contenía unos 200 euros. Además, los ladrones provocaron un importante destrozo en el local, rompiendo entre otras cosas la báscula.


Y no es un hecho aislado ya que apenas tres días antes se produjo un robo similar y en pleno centro: en la noche del sábado rompieron el cristal, blindado, de la puerta de entrada a la zapatería Via Roma, en Cardenal Gil de Albornoz, también utilizando una alcantarilla, y se llevaron el dinero de la caja. Las pérdidas, cuenta su responsable, han sido muy pequeñas, pero le han supuesto un trastorno importante, y fastidian especialmente al tener lugar en un momento de escasas ventas, con negocios como el suyo que parecen estar perdiendo la batalla frente a Amazon y las compras en Madrid, Valencia o Albacete. “En Cuenca seguimos sufriendo la crisis y, si encima te roban, pese a lo pequeña que es…”, señala.


A estos dos casos hay que sumar un tercero: hace unas dos semanas rompieron también una luna de la tienda de deportes Joma, en Carretería. Sus autores no entraron pero sí lo hicieron otros apenas unos tres días después, aprovechando que el cristal no había sido aún reparado. Revolvieron la tienda y se llevaron los 250 euros que había en la caja. En este caso los presuntos autores fueron detenidos.

Primer ataque de 2018
El año 2018 arrancó con la rotura de otra luna, en aquel caso de la zapatería Valeca, también en Carretería. Fue el mismo día 1 en torno a las nueve de la mañana. Los autores, un grupo de jóvenes que volvían de fiesta. Su intención no era robar, sino “hacer la gracia”. Y lo consiguieron. “Fue un trastorno porque hubo que llamar a un cristalero el día 1 de enero”, cuenta su responsable, que recuerda que ya el pasado verano el local sufrió la rotura de otra luna, entonces sí con fines delictivos. “Entraron y se llevaron varias botas, en algunos casos desemparejadas. Poco pudieron hacer con eso”.


Como consecuencia de estos dos episodios la empresa con la que la tienda Valeca tenía contratado el seguro no le quiere renovar.


Y hay más episodios en general bastante recientes, como el que en septiembre, coincidiendo con San Mateo, sufrió la tienda de bolsos Parfois, en Carretería. “Una noche rompieron el cristal de la puerta, que era blindado y debió de llevarles tiempo, y entraron. Se llevaron poco y dejaron la caja tirada en el suelo, porque no la podían abrir. Pero fue un destrozo y un fastidio. Y no era la primera vez que nos pasaba”, informan en la tienda.


Unas semanas antes el afectado fue el quiosco de Sánchez Vera. Los atacantes rompieron una pequeña vitrina exterior con varios productos a la vista, entre ellos cuatro o cinco spinners, y se los llevaron. En otras ocasiones el local ha sufrido pintadas en esa misma vitrina.

Perfumerías Pepe, en el punto de mira
Y de sobra es conocida por los ataques recibidos la tienda de Perfumerías Pepe en la calle Diego Jiménez, cuyo escaparate ha sido roto en varias ocasiones. En 2014 llegó a sufrir dos robos en apenas seis días y el pasado 2017 un grupo de tres personas destrozaron de madrugada su escaparate por el método del alunizaje a bordo de un vehículo que dejaron abandonado en el lugar del siniestro después de sustraer la caja del local, con 300 euros en efectivo, además de diversos artículos.


Ante estos reiterados robos, ¿qué hacer? Los comerciantes reconocen que sería deseable una mayor vigilancia policial, aunque a su vez entienden que la plantilla de la Policía Local está muy mercada y que no puede llegar a todo. Pero opinan que Cuenca es una ciudad pequeña en la que este tipo de sucesos no deberían ser tan comunes. Entre otras cosas porque, según su teoría, casi siempre son “los mismos” quienes los cometen.