Lograr la Escoba de Oro era el objetivo que el actual alcalde, Ángel Mariscal, perseguía en su programa electoral para las elecciones de 2015. Un objetivo que no solo no desechó una vez investido alcalde y conocido la situación económica del Ayuntamiento, con una deuda que entonces superaba los 70 millones de euros y mermaba el presupuesto para servicios básicos como la limpieza o el transporte público, sino que a lo largo de la legislatura volvió varias veces sobre él, especialmente al referirse a la hace ya más de un año anunciada nueva adjudicación del servicio de limpieza, que inicialmente se quería centralizar en manos de una única empresa frente a las cuatro que se lo reparten en la actualidad.
El actual alcalde es buen conocedor de los requisitos necesarios para obtener este tipo de distinciones ya que, con él como concejal de Medio Ambiente, el Consistorio obtuvo la Escoba de Plata en el año 2010, entonces gracias, especialmente, a un sistema de baldeo con un vehículo que permitía utilizar el agua de los ríos Júcar y Huécar. Una iniciativa que entroncaba con la filosofía de estas distinciones que concede la Asociación Técnica para la Gestión de Residuos y Medio Ambiente (Ategrus), que sobre todo valora proyectos que contribuyan a “apoyar, premiar y difundir el buen saber hacer de la gestión de los residuos y el aseo urbano y que permitan la gestión sostenible de nuestro medio ambiente”.
Sucede no obstante que, según la bases del certamen, a la Escoba de Oro solo pueden aspirar aquellas ciudades que hayan obtenido la de Plata en alguna de las dos ediciones anteriores del certamen, las cuales se celebran cada dos años, de modo que Cuenca perdió esta oportunidad en el año 2016 y ahora sería necesario volver a obtener la Escoba de Plata antes que aspirar a la de Oro.
Riego en las calles
Con el fin de volver a luchar por esta distinción, en su programa electoral Mariscal abogaba por recuperar los baldeos y el riego manual en las calles, además de los mecanizados. Y una de sus primeras medidas, en octubre de 2015, consistió en reforzar la limpieza tanto en el centro como en los barrios con agua a presión, “baldeos que algunos barrios no habían visto desde hace mucho tiempo”, según señaló entonces Mariscal.
Pero, posteriormente, no hay constancia de que esos baldeos hayan tenido continuidad, y en zonas que siempre se han regado, como el entorno de la Plaza de España los fines de semana, tras el botellón, el dispositivo empleado, según ha comprobado Las Noticias, consiste básicamente en un par de operarios con dos mangueras de moderada intensidad que realizan su trabajo pasadas ya las once de la mañana.
Eso sí, uno de los objetivos que persigue el Consistorio con la nueva adjudicación del servicio prevista próximamente es aumentar la frecuencia de baldeos.
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