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Cáritas

Los buñuelos más solidarios, en Cáritas del Cristo del Amparo

Aprovechando la celebración de Todos los Santos, esta Cáritas Parroquial ha puesto a la venta la producción de un taller de empleo cuyos beneficios irán a parar a los alumnos, en situación de desempleo
Los buñuelos más solidarios, en Cáritas del Cristo del Amparo
04/11/2018 - Gorka Díez

Buñuelos solidarios. Es la iniciativa puesta en marcha por Cáritas Parroquial Cristo del Amparo con el fin de estimular a los alumnos del taller de panadería y pastelería que por tercer año consecutivo imparte en sus instalaciones un maestro panadero y ayudarles a obtener una pequeña ayuda económica por su costosa labor.

Así, durante todo el pasado fin de semana, además del lunes y el martes, las cinco personas que cursan el taller, que tienen una media de edad de 35 años y se encuentran en una situación económica vulnerable, sin empleo y con escasa formación, realizaron, trabajando a destajo, en torno a 1.800 buñuelos en el horno de que dispone esta Cáritas Parroquial en su sede de Tiradores, donde desde el lunes y hasta el miércoles, víspera de Todos los Santos, se pusieron a la venta.

El objetivo, cuenta el coordinador de esta Cáritas Parroquial, Fernando Díaz Mirando, es que los alumnos obtengan al menos una pequeña remuneración económica por una actividad que desarrollan durante todo el curso y que no está remunerada, siendo su finalidad que aprendan el oficio para posteriormente tener más posibilidades de adentrarse en el mercado laboral, como en los últimos años han conseguido ya tres de los alumnos que han recibido esta formación.

“No van a obtener mucho dinero para el trabajo que es, pero lo que obtengan, bienvenido sea”, cuenta.

Al menos todo lo recaudado por la venta de los buñuelos irá directamente a estas cinco personas, ya que los costes de producción corren a cargo de Cáritas.

Aprovechar festividades como la de Todos los Santos junto a otras como Semana Santa o Navidad, en las que se cocinan otra serie de productos de la época como, en el segundo caso, roscones de reyes, es la estrategia que sigue Cáritas Parroquial de Cristo del Amparo con el objetivo de lograr ingresos para los alumnos del taller.

“Nos gustaría hacer también huesos de santo, pero salen caros”, apunta Díaz Miranzo, muy satisfecho con la amplia demanda que están teniendo estas campañas solidarias, muy difundidas a través de las redes sociales. “Se corre la voz y viene no solo gente del barrio, sino de toda la ciudad”.

Desayunos solidarios

Durante el resto del año, los productos que se cocinan en el taller de panadería y pastelería son aprovechados para el desayuno gratuito que todas las mañanas, desde hace ya cuatro años, Cáritas Cristo del Amparo ofrece en sus instalaciones del barrio de Tiradores a las familias más desfavorecidas.

Un recurso que, hay que recordar, arrancó en un momento en el que el Gobierno regional, presidido entonces por María Dolores de Cospedal, había suprimido las becas de comedor en los colegios públicos y la situación económica era mucho más alarmante que la actual, con mucha más gente en el paro.

Afortunadamente, la gran demanda que tuvo este recurso en sus inicios, con hasta 74 usuarios, ha ido descendiendo, y en la actualidad son en torno a 12 los niños y niñas que lo frecuentan a diario, la mayoría ya en el instituto. Algo que achaca tanto de la recuperación de las becas de comedor escolar, que no obstante considera que deberían ofrecer no solo comidas, sino también desayunos, como a la reducción del desempleo, aunque advierte de que el trabajo que se ofrece hoy en día es, en general, “muy precario”, y que hay también “mucha economía sumergida. Con lo que se gana, las familias no pueden permitirse un gran nivel de vida”.

Díaz Miranzo hace así hincapié en que los desayunos solidarios siguen siendo necesarios. “En septiembre probamos a cerrarlo pero fue un fracaso, porque repartimos alimentos para que los niños desayunaran en casa con sus familias pero muchas acaban comiendo leche y galletas todo el día. Les falta formación en economía doméstica y social”. Porque, añade, “no tienen dinero pero en cuanto tienen algo se lo gastan, no guardan para el día de mañana”. Y la culpa, considera, no es suya, sino de que “nadie les ha enseñado”.