Es noticia en Cuenca: Día del Libro UCLM Cuenca Programa Semillas Ayuntamiento de Cuenca Educación ASAJA Cuenca ADOCU Cuenca
Salud fí

El 5 por ciento de los conquenses padece algún tipo de asma

Se constata un aumento de los casos cada año, especialmente en niños, que podrían estar relacionados con la contaminación, aunque las causas de esta enfermedad no están claras
Ana Valiente, pediatra, atiende unos 150-200 casos anualmente en su consulta. Foto: Saúl García.
10/10/2018 - N. Lozano

Cerca de un 5 por ciento de conquenses padece asma. Se calcula que en España los casos se sitúan entre un 1,5 por ciento y un 16 por ciento, por lo que no es una provincia con una incidencia elevada. Sin embargo, los diagnósticos no paran de crecer en los últimos años, especialmente en niños.

El asma, que incluso tiene dedicado un día mundial en el calendario dada su prevalencia en todo el mundo, sigue siendo una gran desconocida, también para los médicos, que no tiran la toalla y no descartan encontrar la fórmula para quitarle el apellido de crónica en un futuro. Como señala María Eugenia Casado, neumóloga del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, se está investigando mucho en la vía de la inflamación, porque esta dolencia es precisamente eso, una inflamación, en este caso de las vías respiratorias. “Si podemos buscar el inicio de esa reacción inflamatoria y si modificamos la capacidad de respuesta del organismo en unos años se podrá curar. Pero todavía nos queda mucho”, dice la facultativa.

La doctora Casado explica que el tratamiento de base más importante siguen siendo los corticoides como pueden ser la Beclometasona, Budesonida o Fluticasona. “Es un remedio histórico pero hoy por hoy es lo más efectivo, aunque tengan muy mala fama. Nosotros insistimos en que no hay que tener miedo al corticoide porque en el caso del asma la medicación llega en microgramos, es una dosis muy baja, y además no se ingiere por vía oral, sino que se inhala”, señala. “El problema puede llegar cuando no lo tomamos. Induráin es asmático y mira como pedaleaba, subía cuestas y ganaba, y eso es porque seguía un tratamiento adecuado”.

Junto a otros medicamentos clásicos de acción broncodilatadora como el Salbutamol- el famoso ‘ventolín’- el Fenoterol o el Salmoterol, las terapias más innovadoras van dirigidas a los casos más graves: el asma alérgica, que supone un 40 o 50 por ciento de las asmas graves, y el asma eosinofílica de inicio tardío, que supone algo más del 25%. Desde hace una década, estos pacientes pueden beneficiarse de los anticuerpos monoclonales, un tipo de proteínas animales “humanizadas” producidas en el laboratorio que se pueden unir a sustancias del cuerpo y evitar que las paredes internas de los conductos respiratorios se estrechen. “Estas terapias están revolucionando los tratamientos, no solo en el asma, también en oncología o reumatología”.

Lo último de lo último son las termoplastias endobronquiales, mediante las cuales se aplica calor por radioterapia que actúa sobre el músculo y evita que se pueda engrosar y cerrar. En el Virgen de la Luz no disponen de este tipo de cura, pero sí pueden derivar casos muy seleccionados a centros madrileños como la Fundación Jiménez Díaz.

"Se puede llevar una vida normal. Induráin es asmático y mira como pedaleaba, subía cuestas y ganaba, pero hay que seguir el tratamiento y no tener miedo al corticoide"

DE LOS 2 EUROS A LOS 1.500

Un aspecto curioso es la diferencia de precio entre los tratamientos tradicionales y los más novedosos. Mientras que el salbutamol se puede comprar en la farmacia por 2,59 euros, los tratamientos más modernos oscilan entre los 1.300 y los 1.500 euros y solo se dispensan en el hospital. “Nosotros asumimos todo el coste y como decimos se administra solo en los casos más graves, aquellos que no responden ni con dosis altas de corticoides”. En Cuenca, por ejemplo, los monoclonales han sido prescritos solo a unos 15 pacientes, confirma la neumóloga.

Precisamente el bajo precio del salbutamol lo ha convertido en uno de los medicamentos más vendidos, algo que los farmacéuticos achacan a su mal uso. Tal y como señala Laura Pérez, farmacéutica conquense que trabaja en Madrid, “solo debería usarse en casos de afecciones respiratorias y en cambio ahora por cualquier resfriado o gripe o si hay tos es lo primero que te piden”. Por este motivo, en algunas Comunidades Autónomas ya no lo dispensan sin receta y está pendiente de aprobarse una normativa para que se necesite en todas. Un aspecto que corrobora la doctora Casado. “Se tiende mucho a pensar que todo lo que pasa en el pulmón es asma. Hay fumadores que me preguntan si no será alergia lo que tienen o gente que no se cura bien un catarro y ya tienen la duda de si son asmáticos. Ése es quizá el error, pensar que todo es asma cuando no es así”.

El 5 por ciento de los conquenses padece algún tipo de asma

Hasta la fecha nadie ha podido averiguar con certeza las causas y efectos de esta enfermedad. Se achaca el incremento del asma de tipo alérgico en los últimos años a la contaminación.

Diferentes estudios sí han demostrado que hasta los 12 años se da más en varones y que son alérgicos, mientras que en adultos aparece a partir de los 40 y en mujeres.

“El diagnóstico es un reto en el niño”

Mateo, de cinco años, lleva otros tres aprendiendo a vivir con asma. Es uno de los 200 niños que pasan anualmente por la consulta de pediatría del hospital conquense. Primero fueron las toses persistentes, sobre todo con el frío o cuando jugaba en la calle, luego los pitos y la sensación de ahogo, las noches sin poder dormir. También las salidas al centro de salud a las tantas de la madrugada para ponerse los aerosoles, que al principio le parecían divertidos y después no tanto. “Mamá, dame el fus-fus”, pide en medio de sus ataques haciendo referencia al salbutamol. Desde que sigue el tratamiento prescrito ha mejorado notablemente, aunque siempre hay algunas temporadas más críticas, cuentan sus progenitores.

Su pediatra, Ana Valiente, indica que los casos de asma infantil y adulta difieren mucho, tanto por los desencadenantes como por los tratamientos. “El diagnóstico en el niño es un reto, porque no puedes realizar las mismas pruebas, por ejemplo, los menores de cinco años no son capaces de hacer una espirometría”. En ese sentido, las exploraciones, lo que cuentan los padres, e ir probando con unos medicamentos y otros, dan las pistas más fiables.

El asma infantil puede aparecer en lactantes o con muy pocos meses de vida y son patologías asociadas a procesos virales por lo que no van a ser crónicas y desaparecen a los pocos años. En estas etapas, los pediatras evitan ponerle nombre a esta patología y prefieren referirse a ‘sibilantes recurrentes’. “De esta manera quitamos la connotación de crónica que lleva asociada el asma y da más tranquilidad a los padres”, dice la doctora.

El 5 por ciento de los conquenses padece algún tipo de asma

Hay otro grupo de niños que al crecer siguen con las crisis y desarrollan alergias, o ya las tenían, y presentan más factores de riesgo. Con todo, un alto porcentaje se cura en la adolescencia. “Hemos observado que cada vez hay más menores asmáticos y hay factores que pueden influir como la higiene, la genética, la contaminación o también la alimentación”.

UN PASO POR DETRÁS

A la hora de tratarlos, pediatría siempre va “un pasito por detrás” puesto que hasta que los estudios se validan en niños pueden pasar muchos años. Tampoco pueden beneficiarse de algunos de los medicamentos más novedosos porque solo se pueden aplicar a partir de los 18 años. Los corticoides y el Montelukast constituyen el tratamiento de base en los casos más graves o con una clínica diaria y persistente.

"Hay que evitar el tabaco, no basta con fumar en la terraza, es muy perjudicial"

La doctora Valiente subraya que “se puede vivir con asma, pero a los pequeños les afecta bastante en la escuela, o cuando hacen ejercicio, y también a los padres que tienen que faltar al trabajo, por eso nuestro objetivo cuando entran a la consulta es conseguir que tengan una calidad de vida lo más normal y no tengan que ingresar”.

Las medidas preventivas también son fundamentales. Por tanto, hay que evitar aquello que empeora los cuadros de asma, como la obesidad, y sobre todo, insiste la pediatra, el tabaco, no solo en las madres embarazadas sino en todo el desarrollo de las criaturas. “Hay padres que me dicen que no fuman en casa, o se salen a la terraza, pero las sustancias se quedan en la ropa o en el ambiente y eso es muy nocivo para los que tienen problemas respiratorios”.

Ana Valiente reconoce que el asma infantil va a más “y aunque no sepamos con certeza qué lo genera, al menos sí se va controlando mejor y hay más posibilidades y un alto porcentaje de curación”.

Quizá muy pronto para Mateo y otros pequeños el ‘fus-fus’ y sus noches sin dormir pasen a la historia.